El Tiempo en Cuenca

miércoles, 16 de abril de 2008

Hernández Moltó, presidente de la Caja de Castilla la Mancha, reconoce la posibilidad de la fusión para salir de la crisis


Muchos han sido los rumores, y aún continúan siéndolo, sobre los problemas de gran calado que estaría atravesando la Caja de Ahorros de Castilla la Mancha, como consecuencia de la crisis inmobiliaria; y a veces ya se sabe, como dice el refrán “cuando el río suena, agua lleva”.

El caso es que tenga o no que ver con las frases alarmistas que se difunden por los corrillos de ambientes bien diversos, el presidente de la Caja de Ahorros de Castilla la Mancha, Juan Pedro Hernández Moltó, ayer reconoció la posibilidad de que se produzca algún tipo de fusión entre cajas, que llegue incluso a traspasar las barreras autonómicas.

Moltó, presente en el XV Encuentro del Sector Financiero, organizado por Deloitte, ha sido contundente al expresar que "en la actual situación económica, muchas cajas se verán cortas de dimensiones, por lo que tendrá que haber concentraciones en el sector de las cajas para hacer frente a las exigencias del mercado y mantener el mismo rigor y solvencia". Aunque como no podía ser de otra manera, el presidente de CCM no ha reconocido que estas fusiones pueden estar motivadas por la necesidad de rescatar a alguna caja en apuros.

Ha dicho que "para alcanzar esta nueva dimensión, habría que saltar la territorialidad" de las comunidades autónomas, aunque piensa que "va a haber muchas dificultades".

No obstante ha mostrado cierto grado de optimismo, en cuanto a que ello "reducirá el exceso de oferta bancaria producto del exceso de atomización del sector" y, además, servirá para defender a estas entidades de los ataques de los bancos que pretenden quitarles cuota de mercado.

Julio Fermoso, presidente de Caja Duero, en el mismo acto, ha declarado que "ahora viene la prueba del algodón para el sector financiero", que va a tener que adoptar medidas todavía más radicales que las fusiones propuestas por Hernández Moltó para construir un nuevo paradigma que demuestre que "hay vida después del ladrillo".

Lo cierto es que sean o no ciertos los malos augurios que desde hace algunas semanas recorren los mentideros de la calle, y los de las oficinas de algún que otro organismo, e incluso en más de un despacho; dice la sabiduría popular que “cuando el tabernero vende la bota, o sabe a pez o está rota”.

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