El Tiempo en Cuenca

miércoles, 8 de julio de 2009

Calentamiento global y energías renobables, un gran negocio en el que no se dice la verdad


Dejamos constancia de un artículo que nos ha enviado el ingeniero de caminos, José Alberto Torrijos Regidor, según el cual en estos últimos años la constatación de la recogida de datos sobre la temperatura media anual, muy al contrario de lo que se nos está contando contínuamente, en lugar de ser cada vez más elevada -calentamiento global-, lo está siendo incluso algunas décimas inferior a la de años anteriores, con lo que la teoría del cambio climático debido al cúmulo de emisiones de CO2 estaría más en el terreno de lo meramente propagandístico, de cara a alimentar la industria que ya hay creada con respecto a las energías renovables, que en planteamientos exclusivamente científicos. Esto, evidentemente, supondría un giro radical en la política a seguir con respecto a la producción de energía.

OPINIÓN.- CALENTAMIENTO GLOBAL Y ENERGÍAS RENOVABLES.


¿Por qué el ser humano llega a ocultar el color de una cosa? ¿Por qué el ser humano ante la visión de una cosa que es blanca es capaz de decir que es negra? ¿Por qué es capaz de defender con vehemencia, con histerismo, incluso con violencia, que el "blanco es negro" ? Yo creo que sólo por interés. Tanto más oiremos que "el blanco es negro" en cuanto mayor sea el intérés y mayor sea el grupo que lo tiene. Al final, si el interés es muy grande y el grupo muy numeroso, aunque el "blanco sea blanco", como siempre lo fue, social y políticamente el color blanco empezará a ser negro. Entonces la ciencia física que da lugar al concepto científico de "color" quedaría deliberadamente oculta, aparecería una nueva y confusa semántica de los colores, se oiría, al tiempo, un griterío social ratificador de la mentira que será tanto más fuerte en cuanto más se ponga ante sus ojos la blanca, fría y descorazonadora Verdad.

La historia tiene ejemplos numerosos de lo anterior. Una de las cosas más deseadas por el ser humano, si no la más, es el poder. Cuando el emperador Constantino abrió su mano a los cristianos y les ofreció parcelas en su aparato administrativo, las simples, amigables y restringidas confrontaciones teológicas que había entre ellos pasaron a ser encarnizadas luchas abiertas de grupos derivados de un cristianismo común pero caracterizados por una peculiar interpretación de la personalidad de Cristo. Mientras tanto, a un tiempo, esos grupos, buscando ampliar su tamaño y fuerza, intentaban convencer al pueblo inseguro para conseguir su adscripción. Ese era, y es, lo que parece un mecanismo universal y eterno: cuando hay un interés de "Poder" por medio, los seres humanos se agrupan, se identifican con el grupo a través de una ideología o religión determinada, intentan convencer a los demás con la bondad, cierta o no, de esa ideología, y, paradójicamente, por último, si triunfan ,con presiones, reacciones y contrarreacciones, aciertos y errores, intentarán llevar a cabo el ahora discutido contenido de esa ideología o religión que caracterizaba inicialmente al grupo y que, realmente, sólo era conocido en profundidad por unos pocos.

Ese discurrir titubeante a veces se altera y precipita por un germen que llevan esas ideologías y que, a la postre, causa importantes efectos. Ocurre que esas ideologías, a veces, llevan elementos que son objetivos, que no son opinables, que no pertenecen a la ética sino que pertecencen a la ciencia y sobre los mismos se puede decir que son verdaderos o falsos sin depender del color cómo se mire. Estos elementos pertenecen a veces al ropaje ideológico de grupos que pretenden ostentar El Poder. Sirvan como ejemplo clarificador afirmaciones, ya milenarias, tales como la "la tierra es un plano" (y no una masa aproximadamente esférica), o que "el universo gira alrededor de la tierra" (y no que la tierra está girando alrededor del sol o de otros astros). Estos elementos de las ideologías que, inicialmente, son aceptados por la fé común y popular, previamente a cualquier experiencia o razonamiento, son a la postre falsados por la ciencia pero, por desgracia, dejan una amplia huella de atraso, confusión y daño a la humanidad en su camino (de esto podría dar buena cuenta Galileo). Han pasado muchos años y hoy, en nuestro tiempo, hay ciertas ideologías que contienen afirmaciones de este tipo; un ilustrativo ejemplo lo encontramos en la "teoría del cambio climático de origen antropogénico", también llamada, a secas, del "calentamiento global".

¿Qué es la teoría del cambio climático de origen antropogénico? Lo voy a intentar explicar de una forma simplificada pero sin obviar lo más importante para su comprensión. Lo explicaré como lo hice, no hace mucho, a niños que no llegaban a los diez años de edad... En el espacio sideral los distintos planetas y estrellas se calientan unos o otros por radiación, cualquier masa que tiene una determinada temperatura emite una cantidad de energía de radiación que depende de la temperatura que tiene esa masa y así, la tierra (incluyendo su atmósfera) es calentada por el sol, esa energía es la que calienta la tierra, calienta a la tierra y mueve todo o casi todo en la tierra (más del 99% de esa energía procede del sol), pero la tierra, conforme se calienta, también desprende su energía al espacio según la temparatura que va adquiriendo, la cual se irá elevando hasta un determinado punto de equilibrio en que se ha calentado todo lo posible y en el que quedan compensadas las dos energías, entrante y saliente. Pero la energía por radiación tiene una propiedad más: su longitud de onda es tanto más larga en cuanto la temperatura del cuerpo que la emite es más baja (Ley de Wein) y las longitudes de onda en gama de valores larga, que es la que emite la tierra, es bloqueada por algunos gases (el vapor de agua y los gases llamados de "efecto invernadero") y así conforme más gases efecto invernadero tengamos, cosa que, según se dice, ocurre año tras año por las emisiones humanas que alteran el balance global del ciclo natural del CO2, más temperatura habrá en la tierra (esto viene a ser como un partido de futbol, la energía del sol serían hábiles delanteros que regatean muy bien, la energía radiada por la tierra serían delanteros torpones a los cuales les quitan los defensas el balón con facilidad, los defensas serían los gases efecto invernadero y cada temporada sabemos que habrá más en este singular partido).

A la teoría anterior así fundamentada, los hechos, a partir de los años 80, iban dándole la razón, si bien con algunas discusiones en el ámbito científico, ya que a mediados de los años 90 las medidas recogidas en la superficie de la tierra a través de la red de observatorios elegida por la ONU (la red de la NASA) mostraba incrementos térmicos mientras que las medidas en la atmósfera por radiosatélite mostraba, por el contrario, enfriamiento de la masa gaseosa; por otra parte, los incrementos que se detectaban eran de algunas "centésimas" de grado, lo cual planteó discusiones con respecto a la representatividad de las medidas obtenidas y de los resultados derivados de ellas. Sin embargo en los años 2007 y 2008 las medidas que se recogieron fueron drásticamente contrarias a esa teoría lo cual supone sencillamente que la teoría ha sido falsada por las propias medidas empíricas: en el año 2007 se produjo un descenso de 6 "décimas" de grado y los datos de 2008 han ido en la misma dirección, lo que significa que los cambios climáticos, mejor decir metereológicos, dependen de más factores que de la concentración del CO2 en la atmósfera. Estas, sin duda, buenas e importantes noticias no han tenido publicidad y, si se han expuesto, se les ha aplicado el conveniente maquillaje; como ejemplo de esto último basta recordar las palabras del Director General de la Agencia Metereológica Nacional cuando afirmó en prensa, en lugar de comunicar abiertamente ese tranquilizante descenso témico, que el "2007 ha tenido una temperatura superior a la media de los últimos 30 años"; como vemos, nuestra agencia se ha tenido que ir treinta años atrás para que le salgan números políticamente correctos.

Esa teoría debería ser sólo un problema científico pero, como decimos, en este caso, forma parte de la base ideológica de algunos grupos y, de esta manera, fundamenta sus actuaciones en distintas materias políticas, que se ejecutan cuando ostentan algún poder. Una de ellas es la política energética. Para estos, el calentamiento global debido a las pecaminosas emisiones humanas de CO2, justifica el bondadoso, purificador y exclusivo uso de las energías renovables. Actualmente se está hablando de implantar programas para incrementar la producción, y el gasto general, en energías renovables. De nuevo aquí presenciamos la ausencia de divulgación de obvias e importantes verdades unido al sonido propagandista de esos grupos en medio de una crisis económica grave. La sociedad debe saber varias cosas que no se le han dicho. En primer lugar, que difícilmente superaríamos una pequeña parte, no mucho mayor de un tercio, de la demanda total de energía que hay en España con las energías llamadas renovables de nuestro propio suelo (solar fotovoltaica, eólica, la derivada de los biocombustibles y la hidroelectrica, esta última impopular en algunas ideologías) y es imposible cubrir la demanda total de energía con renovables, con lo cual es una ficción hablar de un cambio de modelo económico real en base a potenciar las energías renovables. En segundo lugar, si milagrosamente pudiésemos cubrir el 100% de la demanda con energías renovables, ello sería un dislate económico y basta dar los siguientes datos: la energía eólica viene a costar más del doble que la energía nuclear, el doble que la energía hidroelectrica, un 60% más que la producida con combustibles fósiles; por otra parte la energía fotovoltaica es 12 veces más cara que la nuclear, 10 veces más cara que la hidroeléctrica, 8 veces más cara que la procducida por comustibles fósiles,...y toda esa diferencia no la paga ningún santo, ni ningún angel,... la pagamos nosotros. En tercer lugar, para pelear contra el paro galopante actual, las inversiones en energías renovables tales como la eólica o la solar presentan un ratio "coste por puesto de trabajo" muy elevado; pongamos como ejemplo la gran central solar-fotovoltaica inaugurada en Puertollano hace poco: una inversión de 200 millones de euros crea 60 puestos de trabajo directos, lo que supone 500 millones de las antiguas pesetas por puesto de trabajo directo creado (me atrevo a decir que una empresa con algo de vida en el mercado nacional e internacional, con 500 millones de pesetas de inversión, crearía, por lo menos, 10 puestos de trabajo).

Para que se hagan una idea del impacto que podrían tener estos caprichos sobre las economías domésticas de una sociedad, vamos a poner un ejemplo: si en una sociedad, de golpe, sustituyese imaginariamente su energía consumida, procedente de las centrales nucleares, térmicas e hidroeléctricas, por la renovable solar-fotovoltaica, el recibo a pagar se multiplicaría 8, 9 ó 10 veces. Ello supone que una familia de esa sociedad, con una renta disponible de 1000€, que paga mensualmente un recibo de 60€ al mes por todo su consumo de energía, tendría que pagar directamente, en su lugar, otro de 600€, un 60% de su renta disponible (y si no lo paga directamente en esa factura, lo pagará indirectamente de alguna manera).

Quiero subrayar que este artículo no pretende defender el consumo de un determinado tipo de energía. Este artículo pretende describir cómo son las cosas y criticar solamente lo irracional que puede ser la coducta humana. En principio, no estoy ni a favor ni en contra de un tipo de energía u otro. Todo tipo de energía tendrá unas ventajas y unos inconvenientes. Depende dónde y para qué se necesite la energía, para que una solución, sola o combinada, dé unos buenos resultados económicos. Entendiendo la bondad económica como bondad social en lo económico, que es concesuencia, no del flujo de ingresos y gastos, sino del flujo de beneficios y costos que incluyen, como una parte, a los anteriores. En inversiones sociales se habla, desde hace décadas, de beneficios y costos sociales, unos medibles económicamente de manera directa (por ejemplo lo que cuesta un m2 de panel fotovoltaico) y otros de manera indirecta (como puede ser la mejora de un paisaje por reducción o ausencia de tendidos eléctricos al usar la energía fotovoltaica). No se tomen a broma esto último: se puede obtener un valor económico con base objetiva de un paisaje y tenerlo en cuenta para tomar una decisión sobre un proyecto de inversión.

Por último, concluyo diciendo que caminar hacia el fondo de cualquier tema o asunto, como el de cuál es la energía más adecuada para nosotros, o qué pasa con el calentamiento global, requiere trabajo, reflexión personal y ausencia de prejuicios, actitudes imprescindibles para protegerse de las proclamas de los predicadores (de esos predicadores que no les importa decir que el color blanco es negro).

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