El Tiempo en Cuenca

jueves, 2 de julio de 2009

Lo del Alcalde de Toledo sí es trabajar por el progreso y bienestar de su ciudad; lo del de Cuenca, no


LA OPINIÓN.- Lo del Alcalde de Toledo sí es trabajar por el progreso y bienestar de su ciudad en la que tiene el honor de ostentar el cargo de primer edil, y de ejercer las funciones que le han encomendado la mayoría de los toledanos.

Eso sí es cumplir con su principal obligación, lo del Alcalde de Cuenca no; mientras observamos como los dirigentes de tierras próximas a la nuestra siguen trabajando y exprimiendo al máximo su inteligencia y sus conocimientos en el mundo de la política para conseguir llevar a sus ciudades industria y empleo, a pesar del momento de precariedad económica, los de Cuenca continúan, como siempre que se ven incapaces de hacer otra cosa, culpando ahora a la crisis y al aislamiento institucional en el caso de Pulido, y lavando un poco la cara a su imagen, con obras innecesarias en muchos de los casos, y que además ninguna de ellas va a suponer lo más mínimo para elevar el nivel de vida de los conquenses, ni tampoco para hacernos pensar en un fututo más halagüeño.

Lo del cambio de acerado en alguna calle está bien, porque las baldosas antiguas se encontraban ya muy deterioradas, pero en otras, con una simple reposición de las que se encontraban en peor estado, había sido más que suficiente, y lo mismo sucede con el asfaltado; y esos euros haberlos empleado en algo de más provecho para la ciudad. Por ejemplo, en afrontar de una vez por todas, con valentía, la peatonalización de Carretería sin que ésta suponga el más mínimo detrimento en la conexión vial del resto de la ciudad con la zona, y por supuesto una ampliación importante de las plazas de aparcamiento.

Pero no, aquí siempre se observa la ciudad en pequeño, siempre se hacen las cosas de forma ridícula mirándola por debajo y sin creer lo más mínimo en nuestras propias posibilidades de modernización y desarrollo. Aquí, a lo más que se llega, a cambiar ladrillos muy de vez en cuando, a parchear las calles y cada diez años a asfaltar algunas con algún dinerillo extra que llega del Estado o de algún negocio con algún constructor del que Cuenca siempre sale perjudicada.

Nos hablaron de un polígono de más de tres millones de metros cuadrados, firmaron un convenio para ello en noviembre de 2007 instituciones y empresarios –claro, de la construcción-; pero mira por dónde llega la crisis y se nos rajan todos. Si es que para que un polígono industrial se haga necesario, lo mínimo que debe existir es alguna expectativa de implantación de empresas, no ya que sean importantes como pasa con Coca-Cola en Toledo ahora, y con tantas otras en ciudades de nuestro de entorno, como las que tienen que ver con la industria aeronáutica, sino de alguna empresa menor pero de alguna consideración que no sea el típico almacén que ocupa los mini-polígonos de Cuenca; y eso está claro que no la hay.

En Cuenca no hay esperanzas de que nos llegue alguna empresa importante porque ni existen infraestructuras de comunicación que haga que sea viable, ni tan siquiera ya una línea ferroviaria con unas mínimas condiciones, y las Autovías prometidas o no se hacen, o se eternizan, por lo que estando en pleno centro de España, entre dos de los principales núcleos económicos de nuestro País, de esta forma es como si estuviéramos situados en la cima del Monte Everest, o en una de las cumbres del Cañón del Colorado. Y por si fuera poco, este Alcalde y lo que queda de su Grupo Municipal, pretendían desprenderse de un recurso estratégico para Cuenca, por la calidad y cantidad con la que cuenta, como es el agua, que a buen seguro le hubiera servido a un alcalde más avispado e interesado por el bienestar de los conquenses como un aval muy estimulante para negociar la implantación de esta multinacional que otros políticos de más envergadura y con otras aspiraciones bien diferentes han logrado para Toledo.

Y de capital del turismo y de la cultura Cuenca nada; ¿o seguimos comparando con Toledo?

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