El Tiempo en Cuenca

viernes, 4 de diciembre de 2009

De vuelta con la misma copla que hace 10 años, el Gobierno de España nos toma el pelo y encarga otro Estudio Informativo para la Cuenca-Teruel.


LA OPINIÓN.- “Maestro, ¿qué pieza tocamos ahora?, le preguntaba un músico a su director de banda y éste le contestaba, pues la misma de antes por si hay algún forastero”. Es un dicho español que mi abuela nos repetía cada vez que surgía a escena algún hecho reiterativo como, por ejemplo, las frases machaconas de los políticos en los mítines de elecciones.

Pero es que no le faltaba razón ni a mi queridísima ascendiente, ni a esa frase popular muy mencionada, hasta hace unos años , en nuestras tierras cuando algún cansino le daba al pico abusando del exceso de paciencia de los conquenses, pues aquí siempre hemos sido forasteros para los gobernantes y aún lo seguimos siendo; vamos, por no decir tontos de remate.


Lo mismo daba Magdalena Álvarez que ahora José Blanco, los planes del Psoe para Cuenca son idénticos con la una que con el otro. Que el Gobierno de Zapatero nos diga ahora, a través del Ministerio de Fomento que dirige Blanco, que ha adjudicado por 1,5 millones de euros la redacción del estudio informativo del tramo Cuenca-Teruel en la autovía A-40, en las provincias de Cuenca, Valencia y Teruel, es dedir que se va a hacer lo que ya se hiciera hace diez años, pero ahora con la disculpa por la coartada de la inviabilidad del medio ambiente, y por tanto es hacer lo que el director de banda de pueblo del aforismo castellano, o sea, o tomarnos por forasteros en nuestro propio país o por gilipollas, que aunque pudiera ser una expresión malsonante, es la que verdaderamente se ajusta al auténtico sentimiento que tienen estos politiquillos hacia los que moramos por esta Iberia Profunda.

Estamos seguros que no responde a impedimentos de tipo ambiental, sino a razones políticas que tienen su fundamento en la falta de interés del Gobierno de Zapatero, y de los Gobiernos de las Comunidades Autónomas de Castilla la Mancha y Aragón, para articular las zonas más deprimidas de sus territorios, y posibilitar así su desarrollo, y en cambio beneficiar a las más ricas y con mayor influencia en sus decisiones.

Siempre hemos dicho que no es en absoluto creíble la coartada que han puesto con lo del medio ambiente, pues sería una ingenuidad por nuestra parte dar credibilidad a un informe que estuvo paralizado en el Ministerio de Medio Ambiente durante casi cinco años, sin que durante ese tiempo se supiera nada del mismo, y que se lo despacharan con un dictamen desfavorable en apenas once folios. Si de verdad tuvieran alguna intención de hacer esta Autovía, no estarían con las monsergas de iniciar de nuevo un proceso que prácticamente lo tienen resuelto en un ochenta y cinco por ciento del trazado. En lugar de ventilarse de un plumazo todo el Estudio Informativo, después de una década desde que se comenzara a realizar, aprovecharían esas tres cuartas partes del trazado que no ofrecen ninguna controversia, y se pondrían manos a la obra para que estuviese terminada la Autovía en un periodo de tiempo razonable, si es que hay ya algo razonable después del parón de casi seis años con el Gobierno Socialista.

Por eso no solamente no es creíble, sino que es rotundamente falso; es una excusa mentirosa. Por ejemplo, en enero se publicó un informe del Ministerio de Medio Ambiente con dictamen favorable para el tramo del AVE que une Orense y Monforte, y que incluye afecciones tan graves que hace ridículas las que se relatan en el que había emitido unos meses atrás el mismo Ministerio para vetar la Autovía Cuenca-Teruel.

Se liquidaron hace un año un proyecto cargado de aspiraciones y bienaventuranzas para nuestra tierra, por el que los políticos de ambos bandos se llenaron la boca de los parabienes que nos llegaban y que nos hagan de nuevo esta mala faena, esta nueva jugarreta, como la que ya nos gastó otro gobierno del Psoe en aquella primavera del 92 cuando se fraguó el engaño masivo de la Autovía Madrid-Valencia por Cuenca, es mucho peor que tomarnos por forasteros.

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