OPINIÓN.- Está empezando a cambiar Pulido su discurso con respecto a Ortiz, pues ahora ya no habla del concejal tránsfuga a secas, sino de que si se quiere integrar en el Grupo Municipal, lo único que debe hacer es acatar la disciplina del propio Grupo y del Partido Popular; y eso, claramente, es un avance por parte del alcalde en dirección de recuperar ese voto en el Pleno, que le es necesario para conservar la mayoría, pero demasiado tarde para enmendar su torpeza.
Y es que no puede ser de otra forma, si realmente Francisco Pulido quiere conservar la Alcaldía, aunque que de hecho suponga poner el bastón de mando en manos ajenas, y ahondar en la imagen de debilidad y falta de autoridad dentro del Grupo Municipal que preside, desde que su número dos le hiciera la pingoleta por encima de su propia cabeza, para hacerse con la presidencia del Pp provincial que él mismo pretendía.
La cuestión ahora es saber si realmente se puede encajar, de una parte la enemistad y el enorme desgaste que ha provocado el que el alcalde haya tomado partido claramente por la parte denunciada, en una cuestión en la que se está dilucidando en los juzgados un hecho delictivo de la que Ortiz sería la víctima, y de otra lo sucedido en el Pleno Municipal, donde la falta de cintura de Pulido, y de la dirección del Partido Popular, lleva consigo un expediente disciplinario contra el concejal, por el que si la dirección nacional del Pp, lo puede sancionar, a petición de la de Cuenca, con la expulsión.
Es complicadísimo, por más que el alcalde empiece a suavizar sus palabras, lo que se nos antoja tarde tras todo lo acontecido, combinar todo ese cúmulo de sentimientos enfrentados y de posiciones extremadas, del arrinconamiento al que han sometido a Miguel Ortiz, con una nueva situación de convivencia dentro del propio Grupo Municipal.
Pero aún y así, y aunque se contemple el futuro de Pulido con una mentalidad optimista en ese terreno, y una vez que desde el Grupo Municipal se ha pedido su expulsión, y que el Pp de Cuenca ha decidido tramitar el expediente para echarlo del Partido, las nuevas incógnitas que se plantearían serían, de un lado, si finalmente Ortiz termina fuera del Pp lo continuar formando parte del Grupo sería inviable, y si la Ejecutiva Nacional se decanta por desestimar la petición hecha desde Cuenca en ese sentido, que qué lugar se quedaría de nuevo Pulido, y la cúpula a nivel provincial, encabezada por la concejal Mª Ángeles García.
Sin detenernos a lo negativo que es privatizar el servicio de suministro del agua en el caso concreto de Cuenca, al ser un recurso necesario para captar industria y empleo en nuestra ciudad; sin tener en cuenta la inconveniencia de esa cuestión, y ciñéndonos exclusivamente a lo que le debe corresponder administrar al Alcalde como principal responsable del Gobierno Municipal, y como supuesto líder del Grupo Popular, lo que se desprende de esto es, de un lado, que algo poco claro se estaba ventilando en el proceso de venta del servicio, de otro que se actuó de forma precipitada y chulesca no paralizando, al menos de forma temporal, algo que ya sabían que era extremadamente peligroso por las divergencias internas, y de otro lado la incapacidad absoluta para dirigir con una mínima seriedad una institución tan importante como lo es el Ayuntamiento de Cuenca.
No creemos que sea reversible para Pulido y para el Pp lo que ha ocurrido, ni que a estas alturas puedan enmendar los enormes desaciertos que han acumulado en esto, claro, pero también en otras cosas de gran importancia; es más, creemos que Pulido ha perdido el bastón de mando de la Alcaldía y que más de uno, de dentro y fuera de su Partido, anda en este momento buscándolo.
Y es que no puede ser de otra forma, si realmente Francisco Pulido quiere conservar la Alcaldía, aunque que de hecho suponga poner el bastón de mando en manos ajenas, y ahondar en la imagen de debilidad y falta de autoridad dentro del Grupo Municipal que preside, desde que su número dos le hiciera la pingoleta por encima de su propia cabeza, para hacerse con la presidencia del Pp provincial que él mismo pretendía.
La cuestión ahora es saber si realmente se puede encajar, de una parte la enemistad y el enorme desgaste que ha provocado el que el alcalde haya tomado partido claramente por la parte denunciada, en una cuestión en la que se está dilucidando en los juzgados un hecho delictivo de la que Ortiz sería la víctima, y de otra lo sucedido en el Pleno Municipal, donde la falta de cintura de Pulido, y de la dirección del Partido Popular, lleva consigo un expediente disciplinario contra el concejal, por el que si la dirección nacional del Pp, lo puede sancionar, a petición de la de Cuenca, con la expulsión.
Es complicadísimo, por más que el alcalde empiece a suavizar sus palabras, lo que se nos antoja tarde tras todo lo acontecido, combinar todo ese cúmulo de sentimientos enfrentados y de posiciones extremadas, del arrinconamiento al que han sometido a Miguel Ortiz, con una nueva situación de convivencia dentro del propio Grupo Municipal.
Pero aún y así, y aunque se contemple el futuro de Pulido con una mentalidad optimista en ese terreno, y una vez que desde el Grupo Municipal se ha pedido su expulsión, y que el Pp de Cuenca ha decidido tramitar el expediente para echarlo del Partido, las nuevas incógnitas que se plantearían serían, de un lado, si finalmente Ortiz termina fuera del Pp lo continuar formando parte del Grupo sería inviable, y si la Ejecutiva Nacional se decanta por desestimar la petición hecha desde Cuenca en ese sentido, que qué lugar se quedaría de nuevo Pulido, y la cúpula a nivel provincial, encabezada por la concejal Mª Ángeles García.
Sin detenernos a lo negativo que es privatizar el servicio de suministro del agua en el caso concreto de Cuenca, al ser un recurso necesario para captar industria y empleo en nuestra ciudad; sin tener en cuenta la inconveniencia de esa cuestión, y ciñéndonos exclusivamente a lo que le debe corresponder administrar al Alcalde como principal responsable del Gobierno Municipal, y como supuesto líder del Grupo Popular, lo que se desprende de esto es, de un lado, que algo poco claro se estaba ventilando en el proceso de venta del servicio, de otro que se actuó de forma precipitada y chulesca no paralizando, al menos de forma temporal, algo que ya sabían que era extremadamente peligroso por las divergencias internas, y de otro lado la incapacidad absoluta para dirigir con una mínima seriedad una institución tan importante como lo es el Ayuntamiento de Cuenca.
No creemos que sea reversible para Pulido y para el Pp lo que ha ocurrido, ni que a estas alturas puedan enmendar los enormes desaciertos que han acumulado en esto, claro, pero también en otras cosas de gran importancia; es más, creemos que Pulido ha perdido el bastón de mando de la Alcaldía y que más de uno, de dentro y fuera de su Partido, anda en este momento buscándolo.
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