Sonó raro el anuncio que hizo Barreda a dos meses para celebrarse las elecciones locales y autonómicas, cuando se presentó en Cuenca y dijo que se haría un nuevo hospital en nuestra ciudad, en el plazo máximo de cinco años.
Y decimos que nos parecía extraño que el Gobierno de Castilla la Mancha, que siempre había mostrado su rechazo a la propuesta de iXC para que Cuenca contara con un nuevo hospital, y que como mucho presentaba un "apaño" para el actual; de la noche a la mañana cambiara de postura, si no existía de por medio un interés electoralista, pero con pocas ganas de cumplirlo. Y eso ahora, después de cinco meses de que se les pasara el apretón electoral, se demuestra una vez que el Gobierno de Barreda elabora los Presupuestos Generales de la Junta, que es "el misal" de la política, y vemos que prácticamente nada de nada; y, por supuesto, en cinco años menos.
De los más de 130 millones de euros que prometió, Barreda reserva poco más de seis millones y medio de euros, que son los que aparecen en los presupuestos de Castilla-La Mancha para la elaboración del Plan Funcional, la redacción del proyecto y dirección de las obras del nuevo hospital, de entre las cantidades reflejadas en las previsiones presupuestarias sanitarias para los años 2008-2010.
Como vemos, una vez más, cada vez que se nos ilusiona desde el Gobierno manchego por un proyecto pasa lo mismo, que en el caso de un nuevo hospital para Cuenca, se trata de una necesidad perentoria. Si hacemos algo de memoria, no podemos evitar aludir desde la asociación de ideas que surge en nuestro pensamiento, la promesa de Bono en su primera campaña para autonómicas en el año 83, con respecto al Palacio de Congresos y Exposiciones de la ciudad de Cuenca que, venticuatro años después, sigue sin ni siquiera ser un proyecto sobre algún plano; pero eso sí, sorteando el tiempo entre los ilusos, a base de disculpas. Como la más recinte; que tras 24 años de permanecer en el Gogierno de la Autonomía, y doce en el del Ayuntamiento, ahora culpan al nuevo Alcalde, que no lleva ejerciendo su cargo mucho más allá de lo que dura un suspiro, de no acelerar los planes de urbanismo que tenía Cenzano con respecto a llenar de edificios los antiguos terrenos de la RENFE para favorecer a los tres caciquillos de siempre.
O si no aquella promesa de la campaña del 95. Era la primavera de 1995 y el PSOE se preparaba para afrontar unas elecciones que presagiaba muy complicadas. El 25 de junio del año 92, los conquenses habían salido en masa a la calle para reclamar la Autovía Madrid-Valencia por Cuenca, prometida desde el 89, e incluida en el BOE en el 91. Salieron más de veintisiete mil personas, pero el que debía haber estado a la cabeza, Martínez Cenzano, entonces Alcalde de Cuenca, esa tarde se quedó en su casa, algo que muchos entendieron como un acto de cobardía.
En aquella campaña electoral, si el PSOE quería afrontarla con alguna garantía, era necesario engordar la chistera de los engaños.
Por aquel entonces se repitieron promesas, como la del Palacio de Congresos y Exposiciones que llevaba más de diez años guardada entre nactalina en el baúl de los recuerdos; o, la Autovía de Tarancón, que repetían una y otra vez que estaba en fase de proyecto y que se empezaría al año siguiente; o la Joven Orquesta Nacional de España, que sin duda se instalaría en Cuenca, en el nuevo edificio de Palafox. Pero eso, por sí solo, era insuficiente ante el fiasco y el sentimiento de iniquidad que sentían los conquenses. Era necesario inventarse algo nuevo. Y Cenzano se sacó de la chistera el “Museo de las Ciencias” y el “Jardín Botánico de Castilla la Mancha”. Pero eso no le sirvió, y el Partido Popular se hizo con la Alcaldía de Cuenca en manos de Ferreros –a pesar de que el apoyo al PSOE fue todo un récord-.
Ya para las elecciones del 99, con un PP en clara desventaja por la mala gestión de Manuel Ferreros que repetía como candidato, para el PSOE sólo era necesario repetir las mismas promesas porque se habían incumplido, con la salvedad de un pobre y poco competitivo “Museo de las Ciencias” que no crea ningún interés en los turistas y nada más es visitado por escolares y ancianos en viajes subvencionados por la Junta. De nuevo, presentaron en su programa la ejecución y puesta en marcha de lo que todavía llamaban “Jardín Botánico de Castilla la Mancha”, y la JONDE. Y Cenzano consiguió su segunda legislatura.
Pero éste -el Jardín- no se ubicó, ni jamás lo hará en Cuenca, ya que el día 6 de mayo del 2003, con la presencia del rector de la Universidad Regional de Castilla-La Mancha, el director de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Albacete, el director de la Oficina de Gestión e infraestructuras de la UCLM, el alcalde de la ciudad, el consejero de Ciencia y Tecnología, y el presidente de la Asociación Española de Jardines Botánicos, se plantó una encina y se descubrió un monolito conmemorativo en el lugar donde está en la actualidad; Albacete.
Unos meses antes, a lo de Cuenca ya lo empezaron a llamar de otra forma: “Ars Natura”. Estaba claro que tenían que buscar un nombre sugerente, casi exclusivo, para lo que ya no podía ser el “Jardín Botánico de Castilla la Mancha”, porque ese ya estaba en Albacete. No se sabía lo que se pretendía con ese proyecto, pero el nombre tenía que ser atractivo para presentarse a las elecciones del 25 de mayo de 2003, con algo que fuera llamativo para los electores. Se habían intentado apropiar del logro del trazado del AVE, repartiendo miles de boletines a todo color con la leyenda “hacemos” y grandes carteles en las paradas de autobús, pero eso la mayoría sabía que no era cierto.
Y de nuevo llegaban unas elecciones complicadas, con un nuevo Partido Político emergente, Independientes por Cuenca, fundado por los líderes de la Plataforma Cívica, que además de contar con el gran aval de esta infraestructura que supone la esperanza de futuro para nuestra tierra, había captado el interés de los conquenses reivindicando la Estación en el Centro –se recogieron unas diez mil firmas-. El PSOE, una vez más, tenía que abrir el baúl de los recuerdos, y desempolvar la chistera de las falsas promesas para intentar revalidar su mayoría absoluta: Que si de nuevo las autovías, que si el tren, que si el Palacio de Congresos; y, esa vez, como novedoso por el nombre, “Ars Natura”, que se encargó el propio Bono de presentar en un acto despampanante, entre multitud de medios de información y autoridades, la maqueta de un edificio rodeado de ríos, lagos y bosques, ubicado en la ladera del Huécar del Cerro del Socorro. No se corresponde ni el edificio, ni afortunadamente el lugar en el que se va a alojar.
Los socialistas sabían que el peligro no era el PP, que presentaba un candidato de repuesto; sin embargo los de la Plataforma…
Pero el PSOE revalidó la mayoría absoluta por un par de decenas de votos -nunca olvidaré la imagen de Cenzano, aúpa del entonces Secretario Provincial de su partido, Máximo Díaz Cano, cuando se conocieron unos resultados, de los que siempre me quedará la duda por no haberse consentido abrir la caja de los nulos-. Ars Natura, como el incompetente “Museo de las Ciencias”, servirá de nuevo para que las escuelas y hogares de pensionistas lo incluyan en sus itinerarios, pagados por la Junta; y me temo que también pasará desapercibido para el turismo.
Lo mejor, que se atreven, ahora sí, a dar un plazo; para finales de 2008 o principios de 2009, aunque siguen sin el proyecto museístico y de viabilidad; es decir, ni qué va a haber allí, ni para qué va a servir.
Ya advertimos en su día, que las promesas tienen mayor o menor credibilidad dependiendo de quién y cuándo las haga; y, sinceramente, los personajes que protagonizaron el anuncio del nuevo hospital para Cuenca, ni Barreda ni Cenzano, a dos meses de elecciones, de unas elecciones complicadas, eran objeto de nuestra confianza.
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