EDITORIAL.- El agua es un recurso de riqueza irrenunciable que posee el municipio, y no se debe privatizar.
Se han privatizado otros servicios municipales, y seguro que se seguirán privatizando más en el futuro; la limpieza, el cementerio, etc.; sin embargo con ser básicos, no son servicios estratégicos para el crecimiento y desarrollo de nuestra ciudad, pero el agua sí.
No se trata tanto de si las gestiones para llevar a cabo los servicios de suministro de agua las lleva a cabo el Ayuntamiento, o una empresa privada, porque eso, con ser importante, no es ni mucho menos en Cuenca lo prioritario a tener en cuenta.
Precisamente aquí disponemos de dos ingredientes básicos que mantienen a esta tierra con una potencialidad de cara a su posible desarrollo industrial, que aún no se han sabido, o no se ha querido desde los poderes públicos, utilizar para que de los mismos se obtenga un rendimiento efectivo; uno es nuestra situación geográfica entre dos de los principales mercados de España, y por tanto también de Europa y, precisamente, el otro, un bien natural de especial relevancia para la mayoría de las empresas de producción como lo es el agua, y que ahora se quiere poner en manos del dominio privado.
El Ayuntamiento de Cuenca no puede perderle el control a la gestión del agua, porque es un elemento clave para negociar la implantación de riqueza en nuestra ciudad; no es posible dejar en manos de particulares un recurso de propiedad colectiva que puede servir de estímulo para atraer industria y por tanto la creación de empleo. El hecho de que en el pasado no se haya valorado debidamente la trascendencia de un bien del que somos afortunados, no debe ser el cimiento para que en la actualidad persistamos en el error y cerremos las puertas a la posibilidad de corregirlo en el futuro.
Las condiciones que se establecen con las empresas para suministrarles el agua necesaria, deben variar dependiendo de la contribución que haga cada una de las empresas al desarrollo de la ciudad y a la creación de empleo y bienestar, así como de las necesidades que existan para la fabricación de los productos. Está claro que la industria va colonizando aquellas zonas en las que encuentra facilidades para su implantación, y eso depende mucho de la viabilidad y garantía de los servicios para la elaboración y transporte de sus productos; y una de las prestaciones fundamentales está en el servicio de suministro de agua.
No debemos olvidar que ya el Pp intentó privatizar el servicio de suministro de agua cuando gobernó el Ayuntamiento en la anterior legislatura, y que antes de que se hiciese la concesión, que fue anulada por los juzgados, incluyó unos 1300 millones de las antiguas pesetas en los presupuestos del 99 para el último año de legislatura, dinero que gastaron en el asfaltado de las calles de Cuenca, por parte de la empresa Conrado Jiménez e Hijos, cuando faltaban un par de meses para la Elecciones Locales; dinero que incrementó en gran medida la deuda del Ayuntamiento.
Además, el Partido Popular no incluyó en su programa electoral esta privatización y por tanto no debería tener autoridad moral para acometerla; es más, el propio alcalde, Francisco Pulido, siempre se expresó de forma bien diferente, pero este Equipo de Gobierno es incapaz de hacer una política municipal efectiva sin que haya prebendas de por medio.
Se han privatizado otros servicios municipales, y seguro que se seguirán privatizando más en el futuro; la limpieza, el cementerio, etc.; sin embargo con ser básicos, no son servicios estratégicos para el crecimiento y desarrollo de nuestra ciudad, pero el agua sí.
No se trata tanto de si las gestiones para llevar a cabo los servicios de suministro de agua las lleva a cabo el Ayuntamiento, o una empresa privada, porque eso, con ser importante, no es ni mucho menos en Cuenca lo prioritario a tener en cuenta.
Precisamente aquí disponemos de dos ingredientes básicos que mantienen a esta tierra con una potencialidad de cara a su posible desarrollo industrial, que aún no se han sabido, o no se ha querido desde los poderes públicos, utilizar para que de los mismos se obtenga un rendimiento efectivo; uno es nuestra situación geográfica entre dos de los principales mercados de España, y por tanto también de Europa y, precisamente, el otro, un bien natural de especial relevancia para la mayoría de las empresas de producción como lo es el agua, y que ahora se quiere poner en manos del dominio privado.
El Ayuntamiento de Cuenca no puede perderle el control a la gestión del agua, porque es un elemento clave para negociar la implantación de riqueza en nuestra ciudad; no es posible dejar en manos de particulares un recurso de propiedad colectiva que puede servir de estímulo para atraer industria y por tanto la creación de empleo. El hecho de que en el pasado no se haya valorado debidamente la trascendencia de un bien del que somos afortunados, no debe ser el cimiento para que en la actualidad persistamos en el error y cerremos las puertas a la posibilidad de corregirlo en el futuro.
Las condiciones que se establecen con las empresas para suministrarles el agua necesaria, deben variar dependiendo de la contribución que haga cada una de las empresas al desarrollo de la ciudad y a la creación de empleo y bienestar, así como de las necesidades que existan para la fabricación de los productos. Está claro que la industria va colonizando aquellas zonas en las que encuentra facilidades para su implantación, y eso depende mucho de la viabilidad y garantía de los servicios para la elaboración y transporte de sus productos; y una de las prestaciones fundamentales está en el servicio de suministro de agua.
No debemos olvidar que ya el Pp intentó privatizar el servicio de suministro de agua cuando gobernó el Ayuntamiento en la anterior legislatura, y que antes de que se hiciese la concesión, que fue anulada por los juzgados, incluyó unos 1300 millones de las antiguas pesetas en los presupuestos del 99 para el último año de legislatura, dinero que gastaron en el asfaltado de las calles de Cuenca, por parte de la empresa Conrado Jiménez e Hijos, cuando faltaban un par de meses para la Elecciones Locales; dinero que incrementó en gran medida la deuda del Ayuntamiento.
Además, el Partido Popular no incluyó en su programa electoral esta privatización y por tanto no debería tener autoridad moral para acometerla; es más, el propio alcalde, Francisco Pulido, siempre se expresó de forma bien diferente, pero este Equipo de Gobierno es incapaz de hacer una política municipal efectiva sin que haya prebendas de por medio.
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