Este año 2009, en febrero se habrán cumplido 10 años desde que el diputado nacional por la provincia de Cuenca, José Madero, la senadora Marina Moya y, el entonces Gobernador Civil de Cuenca, Luis Casero, se hicieran la foto para aparecer en la prensa e inmortalizar el acto de la primera piedra para el comienzo de las obras de la Autovía Cuenca-Tarancón.
En aquel momento José maría Aznar llevaba ya casi tres años en el trono del poder del Gobierno de España, y las partitas de dinero que contemplaban los Presupuestos Generales del Estado para la ejecución de las obras, era prácticamente testimonial. Se iniciaba un tortuoso camino, en que se licitaban los tramos uno detrás de otro con años de diferencia de por medio, y con plazos para la ejecución de 48 meses. Pero aún y así, el Gobierno del Partido Popular, desbloqueaba una vía que llevaba en estado de catatonia desde hacía décadas.
Fue en el año 89 cuando esta Autovía entrara a formar parte de los planes del Estado, pero la intención de aprovechar este tramo como parte de la Autovía Madrid-Valencia, llevó al Ministerio de Obras Públicas a no acometerla hasta que no se realizara el Estudio Informativo del proyecto completo de la A-3; sin embargo, aún siendo éste un hecho fundamental para que el Estado se decantara en un principio –incluso se aprobó y publicó en el BOE- por un trazado para unir Madrid y Valencia por Cuenca, finalmente se desestimó por la presión del nacionalismo catalán, y Cuenca no sólo se quedaba sin ser una ciudad intermedia dentro del trazado de la A-3, sino que además se desvanecían las posibilidades de la Autovía que se incluyó en el II Plan de Carreteras del Estado.
Fruto de las negociaciones emprendidas por la Plataforma Cívica por Cuenca, sin la colaboración del expresidente Bono, que después de ofrecer 13 mil millones de dinero autonómico, se echó atrás, la A-40 salió hacia delante, no sin trabas e inconveniencias por el camino, ya que lo primero que se nos ofrecía fue la mejora de las carreteras entre Tarancón-Cuenca-Teruel, transformándolas en lo que denominaron vías rápidas, que son carreteras normales pero mejoras; esa oferta fue rechazada por la Plataforma y, en el mes de julio del año 93, por fin se arrancaba la Autovía que nunca debió desparecer de los planes del Estado y que ya debería por aquella fecha estar casi acabada.
En aquel momento José maría Aznar llevaba ya casi tres años en el trono del poder del Gobierno de España, y las partitas de dinero que contemplaban los Presupuestos Generales del Estado para la ejecución de las obras, era prácticamente testimonial. Se iniciaba un tortuoso camino, en que se licitaban los tramos uno detrás de otro con años de diferencia de por medio, y con plazos para la ejecución de 48 meses. Pero aún y así, el Gobierno del Partido Popular, desbloqueaba una vía que llevaba en estado de catatonia desde hacía décadas.
Fue en el año 89 cuando esta Autovía entrara a formar parte de los planes del Estado, pero la intención de aprovechar este tramo como parte de la Autovía Madrid-Valencia, llevó al Ministerio de Obras Públicas a no acometerla hasta que no se realizara el Estudio Informativo del proyecto completo de la A-3; sin embargo, aún siendo éste un hecho fundamental para que el Estado se decantara en un principio –incluso se aprobó y publicó en el BOE- por un trazado para unir Madrid y Valencia por Cuenca, finalmente se desestimó por la presión del nacionalismo catalán, y Cuenca no sólo se quedaba sin ser una ciudad intermedia dentro del trazado de la A-3, sino que además se desvanecían las posibilidades de la Autovía que se incluyó en el II Plan de Carreteras del Estado.
Fruto de las negociaciones emprendidas por la Plataforma Cívica por Cuenca, sin la colaboración del expresidente Bono, que después de ofrecer 13 mil millones de dinero autonómico, se echó atrás, la A-40 salió hacia delante, no sin trabas e inconveniencias por el camino, ya que lo primero que se nos ofrecía fue la mejora de las carreteras entre Tarancón-Cuenca-Teruel, transformándolas en lo que denominaron vías rápidas, que son carreteras normales pero mejoras; esa oferta fue rechazada por la Plataforma y, en el mes de julio del año 93, por fin se arrancaba la Autovía que nunca debió desparecer de los planes del Estado y que ya debería por aquella fecha estar casi acabada.
En la actualidad, incumpliendo la promesa renovada una y otra vez de terminarla en el año 2006, el Gobierno de Rodríguez Zapatero contempla, si nos atenemos a la Ley Presupuestaria, su finalización en el año 2011.
No es necesario ser un gran observador, para reconocer el enorme cambio que experimentó Albacete bajo el mandato de José Bono en el Gobierno Autonómico.Albacete pasó de ser una capital y una provincia sin universidad, mal comunicada, con un pobre desarrollo industrial; ni más ni menos, que como el de las demás provincias que pasaron a formar lo que se empezaba a llamar Castilla la Mancha; con una situación sanitaria tan lamentable como las demás, y con una agricultura de secano también en pleno declive y, claro está, sin ninguna posibilidad de potenciarse turísticamente como sí lo estaba enormemente Murcia, su hermana mayor hasta ese momento. En Murcia estaba la universidad, la industria, la agricultura de regadío en pleno desarrollo, su referencia sanitaria, las comunicaciones, el turismo.Muchos pensaban que con el final de Bono como Presidente de Castilla la Mancha, Albacete perdería su gran mecenas en la política, y que el reparto de la riqueza autonómica empezaría a ser algo más equitativo.
Pero las cosas no son así. Barreda ahora es el gran benefactor de su tierra, desarrollando proyectos faraónicos como lo son el Complejo Turístico "Reino de don Quijote" o el Aeropuerto de C. Real, aun a costa de someter a los conquenses a nuevos sacrificios y más pobreza, como el que supone la construcción del nuevo Pantano de Carrascosa para que sean viables esos macroproyectos, y convertir muchas hectáreas de secano en regadío, dentro de lo que siempre se ha conocido como "el secarral manchego de Ciudad Real".
Barreda ha situado la sanidad de C. Real en niveles de vanguardia con el pleno funcionamiento del nuevo Hospital para el S. XXI, preparado con las últimas técnicas en el diagnóstico y tratamiento.Ya desde sus cargos en el Gobierno de Bono, favoreció a su pueblo. Siendo el Consejero de Educación, potenció la universidad en C. Real con carreras científico-tecnológicas, ingenierías y titulaciones de futuro; implantó allí la sede del Rectorado de la Universidad de Castilla la Mancha; y ahora que es Presidente lo vuelve a hacer en el mismo terreno universitario, con la ampliación de titulaciones, implantando una nueva Facultad de Medicina en Ciudad Real y, 9 carreras más que distribuye de forma escandalosa para beneficio de las tres provincias de siempre.Siendo Presidente de las Cortes autonómicas, consiguió el paso y parada del AVE; y ahora lo demás, entre lo que se encuentra lo logrado por su influencia con Bono cuando era Ministro de defensa, que son las empresas relacionadas con la industria del armamento, esta vez en Almagro.
Todo lo contrario fue lo de Cenzano a su paso por la Junta, que no hizo nada por Cuenca en sus cargos de Consejero Adjunto a la Presidencia, ni de Presidente de las Cortes de Castilla la Mancha.
Y Bono, además de seguir influyendo en las decisiones que toma su sucesor en Castilla la Mancha y, por tanto de continuar favoreciendo desde esta autonomía a Albacete, cuando ocupó su cargo en el Ministerio de Defensa, se llevó la industria del ramo hasta su tierra.Albacete y Getafe fabricarán los helicópteros "Tigre", dijo el Presidente del Gobierno en el transcurso de su primer Debate sobre el Estado de la Nación. Este mensaje fue pronunciado por Zapatero, para demostrar el interés de su Ejecutivo por una distribución territorial de los centros de producción industrial. Para albergar el proyecto se habían interesado Andalucía, Aragón, Castilla la Mancha, Cataluña, Galicia y Madrid. Pero se quedó en Albacete, de donde es natural el entonces Ministro Bono; ahora Presidente del Congreso de los Diputados. Esto supone, además de la inversión de 1300 millones de euros que realiza Eurocopter, más de 900 empleos que ya se notan en la economía albaceteña. Y más de 6 millones de euros de inversión neta anual del Gobierno manchego en investigación aeronaval, desarrollando un Centro de Investigación en esta materia dentro del Parque Científico-Tecnológico de aquella ciudad.Almagro también está muy reforzada al ser el centro operativo de los helicópteros de ataque, lo que implica una apuesta importante por la provincia de Ciudad Real, en la que Barreda fue decisivo.
Cuenca no era candidata para recibir estas inversiones estratégicas, porque Cuenca no es candidata para recibir ninguna inversión estratégica. Por eso el Presidente Barreda, para subir el ánimo, excepto el de los conquenses, en sus discursos recuerda, de manera recurrente, el triángulo aeronáutico que forman Albacete, Illescas (Toledo) y Almagro (Ciudad Real).Esta Autonomía tiene un enorme potencial de crecimiento gracias al polo aeronáutico que forman Illescas (Toledo) con la factoría de Airbus y Albacete con la entrada en funcionamiento de Eurocopter a lo que suma la Base de Helicópteros de Almagro (Ciudad Real)”.
Pero en Cuenca tenemos el Polígono del SEPES, y el Vivero de Empresas del Terminillo; y, un halo de esperanza con el convenio promovido por Pulido para uno nuevo por la Melgosa, que ya veremos si se hace y cuándo, porque ya no han advertido de que con la crisis lo empresarios han pedido una pausa. ¿Por qué nos vamos a quejar entonces?Parece como si en Cuenca definitivamente hayamos renunciado al desarrollo industrial.
Es como si existiera un diagnóstico, que hubiera determinado ya una enfermedad genética, que nos incapacita para emprender el camino que se sigue en otros lugares cercanos en el mapa, hacia la industrialización como la principal fuente de empleo.Casi estamos convencidos de que en Cuenca eso es imposible, y lo achacamos unas veces a la orografía -como si no hubiera ciudades industriales en las alturas-, otras a la falta de verdaderos emprendedores y, últimamente, a que ya es tarde para eso. Pero eso no es cierto.
Ejemplos de implantación de nuevas industrias y de inversión en I+D, los encontramos en lugares de la geografía castellano-manchega y en general española. Una apuesta decidida por parte de los gobernantes en este sentido; dotando a las poblaciones de la infraestructura adecuada, una política de verdaderos incentivos para la ubicación de empresas, y la facilidad sobre el suelo necesario y al precio adecuado -para lo que es necesario cambiar el POM que pretendía Cenzano, y no sólo revisarlo-, son las bases para que los empresarios encuentren el atractivo suficiente para la viabilidad económica de sus negocios.
Pero eso no sucede en Cuenca. En Cuenca, hace un par de años, el Vicepresidente Lamata anunciaba con orgullo la creación de 7 puestos de trabajo por una empresa de servicios funerarios.Toledo, Ciudad Real, Albacete y Guadalajara se están situando en la vanguardia industrial y de investigación en tecnología. Daimiel, Tomelloso, Alcázar de San Juan, Talavera de la Reina, Villarrobledo, Almansa, Hellín … les siguen a buen paso.Pero Cuenca; Cuenca se queda anclada, casi en peor situación que en los años sesenta.
Por eso es tan importante que nos concienciemos de que cuestiones, como la defensa de la adecuación del viario del Ferrocarril Convencional a los niveles de velocidad y seguridad que exige el mercado, o situar la Estación del AVE y Convencional donde realmente permita que estos recursos sean funcionales y contribuyan al desarrollo; no es un tema baladí; si, es más, después de la situación política tan delicada en la que se encuentra Pulido con la cuestión del Hospital, y su dificultad para administrar en el territorio municipal.
Incluso el Alcalde debe hacer algo importante por la Universidad, y no esconderse bajo el pretexto de que sería politizar algo para lo que cuenta con una herramienta muy importante con los terrenos de la Fuensanta. Como tampoco lo es de menor importancia estar encima de la ejecución de las autovías prometidas, y que con la de Teruel no quede en la coartada de Medio Ambiente, o que con la de Albacete no se pierda el tiempo durante décadas, como ya ha sucedido con las obras de la Autovía Cuenca-Tarancón, que entró a formar parte del segundo Plan de Carreteras del Estado en el año 89, y aún no se ha ejecutado más de la mitad del trazado; y no digamos de la Autovía de Teruel, que la anunció Sáenz de Coscuyuela siendo Ministro de Obras Públicas en mitad de la década de los ochenta, y muy mucho nos tememos que la intención es de no hacerla; o, la Autovía Cuenca-Albacete, de la que ya hubo un acuerdo favorable en el año 93 en las Cortes de Castilla la Mancha.
Tampoco le debe perder la pista al cumplimiento efectivo de la promesa del Hospital, por mucho que la iniciativa y el control sean ahora de la Junta y la Diputación; o lo mismo para el Palacio de Congresos, una promesa de 25 años a lo que Cuenca no puede esperar más, así como forzar la implicación verídica del Ejecutivo autonómico para la candidatura de Cuenca 2016, lo que es un compromiso tomado en principio por el propio Barreda, y para el que de momento no ha incluido ni un euro en los Presupuestos.
No, no son asuntos por los que haya que brindar con mayor dosis de paciencia; demasiado tiempo perdido. Por eso nos sitúa en una posición de alarma, declaraciones como las que hizo Pulido pocos días después de su nominación como Alcalde, en las que anunciaba que entre sus mayores pretensiones para esta legislatura, en materia de infraestructuras, estaba el cierre de la Autovía de Tarancón, y el inicio de la de Albacete –faltaría más-; y que, efectivamente, un año y máas de medio después diga poco más, porque se ve que no aumenta su ambición, ¿será por miedo a que no se haga casi ni eso y para él sea más cómodo estar desapercibido?. De nuevo parece que surge un Alcalde conformista, que pretende moldearnos a su manera. Lento, lento; todo muy lento.
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