El Tiempo en Cuenca

jueves, 8 de enero de 2009

Rudí tiene razón al pedir que resuelvan los problemas técnicos, como se hizo en las hoces del Cabriel, y que se haga ya la Autovía Cuenca-Teruel

Luisa Fernanda Rudí, hoy ante la prensa
LA OPINIÓN.- Coincidimos plenamente en los argumentos que ha expuesto hoy la presidenta del Pp de Aragón, Luisa Fernanda Rudí, con respecto a que los Gobiernos que administra el Psoe no quieren hacer la Autovía Cuenca-Teruel.

La expresidenta del Congreso de los Diputados de España, dice que el planteamiento de un trazado alternativo para esta autovía, después del impacto ambiental negativo del Ministerio de Medio Ambiente, es una "cortina de humo" para retrasar esta obra; y eso mismo es algo que llevamos diciendo en Independientes por Cuenca desde que surgiera el manifiesto que editó la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha en ese sentido, y cuya firma desaconsejamos en todo momento.

También existe una concordancia por nuestra parte, con exigir al Ministerio de Fomento para ponga las medidas técnicas necesarias para salvar los problemas de tipo medioambiental, como se hace con otras infraestructuras semejantes, y que se dejen de monsergas como realizar nuevos estudios para buscar un trazado alternativo en su conjunto al actual.

No es cierto lo que dijo la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, de que no existan soluciones para adaptar el tramo que se cuestiona medioambientalmente; sino que la negativa del Gobierno del Psoe a hacer la Autovía Cuenca-Teruel, es el final de una estrategia que comenzó incluso antes de que este partido accediera al Gobierno de España, y que tuvo sus inicios con la propuesta de la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha de hacer la Autovía de la Alcarria, y que prácticamente se sentenció con el desdoblamiento de la N-211 y el anuncio de la Transmanchega.

No es un problema que venga por la imposibilidad medioambiental de unir Cuenca con Teruel mediante una Autovía, pues eso hace muchos años que nos lo hubieran espetado; no es eso ni mucho menos. Se trata de la mala política que favorece a unos, mientras perjudica a los de siempre. Es más, nos da la impresión que el proceso que ha seguido el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, para que después de 5 años y 7 meses de disimulo concluya de forma desfavorable, lo que lo hace poco creíble, más bien parece responder a una decisión de tinte exclusivamente político, que basado en los parámetros que se siguen siempre para dictaminar en este tipo de proyectos.

Si la voluntad por parte de todos fuera realmente decidida, estarían cuestionándose solamente los tramos concretos que se ven afectados por la declaración ambiental negativa, y no la Autovía por completo. Es más, exigirían al Gobierno de España que se licitaran los proyectos constructivos y, de una vez por todas, las obras del resto de los tramos que no entran en contradicción en el informe que emitió el mes pasado el Ministerio de Medio Ambiente.

Además, como ya expusimos hace unas semanas existe una fórmula para que el Consejo de Ministros, como ya sucedió con la Autovía de Ávila, decida que se ejecute el tramo de la A-40 que une las ciudades de Cuenca y Teruel, incluyendo la parte que ha sido objeto de informe desfavorable; y eso lo deberían tener en muy en cuenta los máximos responsables de las tres Comunidades Autónomas en la reunión del lunes; aunque nos tememos que, lamentablemente, vayan por otros derroteros.

Se debe plantear al Gobierno de Rodríguez Zapatero, la aplicación del Reglamento de Ejecución de la Declaración de Impacto Ambiental, RDL 1302/1986 de 28 de junio, ya que el artículo 20, trata sobre la resolución de discrepancias, y establece que en caso de discrepancia entre el órgano con competencia sustantiva y el órgano administrativo de medio ambiente respecto de la conveniencia de ejecutar el proyecto o sobre el contenido del condicionado de la Declaración de Impacto, resolverá el Consejo de Ministros, o el órgano competente de la comunidad autónoma correspondiente, según la administración que haya tramitado el expediente.

Que se liciten los tramos de la Autovía que no ofrecen dudas, como el Cuenca-Cañete; y que se negocien las soluciones para los que sí que pueden presentar problemas; si es que es cierto que realmente éstos son tan graves como expone el Gobierno de Zapatero a través de Medio Ambiente en un informe de a penas 11 folios, para lo que ha “necesitado” 5 años y 7 meses de estudios, que nosotros pensamos que no, pues nos creemos más al geólogo que realizó el informe de geología y geotecnia del estudio informativo, Juan Aparicio, que en un escrito remitido recientemente expresa que la A-40 en el tramo que une las ciudades de Cuenca y Teruel, es compatible con el Medio Ambiente.

Lo del manifiesto de la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, no es más que una encerrona que preparaba la Junta, apoyada desde Cuenca por el delegado del Gobierno de Barreda, Ángel Valiente, y el presidente de la Diputación, Juan Ávila, reeditando una especie de ente parecido a la tristemente famosa Mesa del Pacto por Cuenca y que se firmara, entre frases ambiguas y dulces en apariencia pero cargadas de veneno, un manifiesto que da carta blanca para desechar el Proyecto actual de Autovía Cuenca Teruel sin más, y facilita un plan para que Albacete sea también en este eje el nudo principal de comunicación, relegando a Cuenca a estar en el extremo de un ramal con pocas esperanzas de ejecución.

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