Barreda y Cenzano en el Acto de puesta de la Primera Piedra del "Bosque de Acero y Cristal"
LA OPINIÓN.- “De acuerdo con el informe del Área de Gestión del Dominio Público Hidráulico, esta Confederación Hidrográfica del Júcar ha resuelto denegar lo solicitado, dado que, de acuerdo con los estudios obrantes en este Organismo, la zona donde se pretenden desarrollar las obras solicitadas se encuentra claramente dentro del área de inundación de la avenida en periodo de retorno de 100 años, y por lo tanto interfiriendo en el régimen de corrientes y con riesgo de que se puedan producir graves daños sobre las personas y los bienes”; así de rotunda se expresaba la Confederación Hidrográfica del Júcar, en el informe que remitió al Ayuntamiento de Cuenca el pasado mes de febrero, con respecto al lugar donde se está levantando “El Bosque de Acero y Cristal” de Moneo.
No entendemos, por tanto, qué es lo que ha debido ocurrir, aunque lo sospechamos, para que ahora exista un nuevo informe por parte de la misma entidad, que autoriza, según el concejal de Urbanismo, Pedro Vallejo, a llevar a cabo las obras sin ningún tipo de modificación ni medidas de defensa contra una posible avenida de aguas.
Dice Vallejo, que en el nuevo informe no se contempla riesgo de inundación en 100 años y que por eso no se contemplan soluciones contra una riada; lo que a todas luces es contradictorio con el anterior informe, en el que se establecía según indicó el propio presidente de la Confederación, Juan José Moragues, en declaraciones a los medios el 19 de febrero, que “la zona tiene un período de recurrencia de 25 años, es decir que se inunda con esa frecuencia”.
Sería una irresponsabilidad de consecuencias imprevisibles, por parte de todas las autoridades y administraciones implicadas, que se hubiera resuelto esta cuestión así, por simples planteamientos políticos, o por una mera intención de mantener, en la medida de lo posible, la dignidad de la imagen del anterior alcalde en este proceso, e incluso por salvar el convenio con DAVECON, si de esa forma se está menospreciando el riesgo y el peligro “de que se puedan producir graves daños sobre las personas y los bienes” que señala el primer informe.
El consejero de Medio Ambiente y secretario del Psoe en Cuenca, José Luis Martínez Guijarro, declaraba esta misma semana que han sido muchas las reuniones entre altos responsables de la Junta de Comunidades y de la Diputación Provincial de Cuenca, con participación de los presidentes de ambas administraciones, José María Barreda y Juan Ávila; y esto, si es cierto que no se contemplan medidas de prevención, supone una contradicción tan flagrante dentro de la Confederación, que puede inducir a sospechar que el cambio, más que a planteamientos científicos, se debe a presiones políticas, lo que sería una imprudencia temeraria.
Recordemos que el 17 de enero de 2007, se protocolizó el acto de colocación de la primera piedra, que presidió Barreda; con lo que por parte del Gobierno Autónomo, se daba un respaldo a Cenzano para una operación urbanística más que cuestionable; y eso no podemos obviarlo para entender la preocupación de Barreda por sacar adelante este proyecto en ese lugar, a pesar de que contaba con la denegación de la Confederación Hidrográfica por estar en terreno susceptible de inundabilidad y de riesgo para las personas y los bienes, según la literalidad de lo expresado en el primer informe.
LA OPINIÓN.- “De acuerdo con el informe del Área de Gestión del Dominio Público Hidráulico, esta Confederación Hidrográfica del Júcar ha resuelto denegar lo solicitado, dado que, de acuerdo con los estudios obrantes en este Organismo, la zona donde se pretenden desarrollar las obras solicitadas se encuentra claramente dentro del área de inundación de la avenida en periodo de retorno de 100 años, y por lo tanto interfiriendo en el régimen de corrientes y con riesgo de que se puedan producir graves daños sobre las personas y los bienes”; así de rotunda se expresaba la Confederación Hidrográfica del Júcar, en el informe que remitió al Ayuntamiento de Cuenca el pasado mes de febrero, con respecto al lugar donde se está levantando “El Bosque de Acero y Cristal” de Moneo.
No entendemos, por tanto, qué es lo que ha debido ocurrir, aunque lo sospechamos, para que ahora exista un nuevo informe por parte de la misma entidad, que autoriza, según el concejal de Urbanismo, Pedro Vallejo, a llevar a cabo las obras sin ningún tipo de modificación ni medidas de defensa contra una posible avenida de aguas.
Dice Vallejo, que en el nuevo informe no se contempla riesgo de inundación en 100 años y que por eso no se contemplan soluciones contra una riada; lo que a todas luces es contradictorio con el anterior informe, en el que se establecía según indicó el propio presidente de la Confederación, Juan José Moragues, en declaraciones a los medios el 19 de febrero, que “la zona tiene un período de recurrencia de 25 años, es decir que se inunda con esa frecuencia”.
Sería una irresponsabilidad de consecuencias imprevisibles, por parte de todas las autoridades y administraciones implicadas, que se hubiera resuelto esta cuestión así, por simples planteamientos políticos, o por una mera intención de mantener, en la medida de lo posible, la dignidad de la imagen del anterior alcalde en este proceso, e incluso por salvar el convenio con DAVECON, si de esa forma se está menospreciando el riesgo y el peligro “de que se puedan producir graves daños sobre las personas y los bienes” que señala el primer informe.
El consejero de Medio Ambiente y secretario del Psoe en Cuenca, José Luis Martínez Guijarro, declaraba esta misma semana que han sido muchas las reuniones entre altos responsables de la Junta de Comunidades y de la Diputación Provincial de Cuenca, con participación de los presidentes de ambas administraciones, José María Barreda y Juan Ávila; y esto, si es cierto que no se contemplan medidas de prevención, supone una contradicción tan flagrante dentro de la Confederación, que puede inducir a sospechar que el cambio, más que a planteamientos científicos, se debe a presiones políticas, lo que sería una imprudencia temeraria.
Recordemos que el 17 de enero de 2007, se protocolizó el acto de colocación de la primera piedra, que presidió Barreda; con lo que por parte del Gobierno Autónomo, se daba un respaldo a Cenzano para una operación urbanística más que cuestionable; y eso no podemos obviarlo para entender la preocupación de Barreda por sacar adelante este proyecto en ese lugar, a pesar de que contaba con la denegación de la Confederación Hidrográfica por estar en terreno susceptible de inundabilidad y de riesgo para las personas y los bienes, según la literalidad de lo expresado en el primer informe.
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