El Tiempo en Cuenca

domingo, 20 de enero de 2008

Cuenca no tiene un estadio de fútbol adecuado, por negligencia de los gobernantes


El día 25 de mayo del año 2005, el viceconsejero del Deporte en Castilla la Mancha, Javier Martín del Burgo, anunció que en el Plan Regional de Instalaciones Deportivas 2006-2010 se va a priorizar la solicitud del Ayuntamiento de Cuenca para la reforma y ampliación del Estadio de la Fuensanta; pero como hemos comprobado después de casi tres años; era mentira, pues no se ha hecho nada de nada.

El responsable del Deporte recordó que desde que en 1983 se recibieron las competencias en materia deportiva y hasta la fecha se han construido en Castilla-La Mancha 221 campos de fútbol y anunció -en presencia del presidente de la Unión Balompédica Conquense, Ángel Pérez- que "en el nuevo Plan Regional de Instalaciones Deportivas (2006-2010) se va a priorizar la solicitud del Ayuntamiento de Cuenca para la reforma y ampliación del Estadio de la Fuensanta". Pero aquí nadie lo recuerda; como en lo demás, todo el mundo se calla.

Este año parece que otra vez corren buenos tiempos para el deporte conquense y, más en concreto, para el fútbol local que, como todo el mundo sabe, de seguir como hasta ahora, se encuentra con muchas posibilidades de meterse de nuevo en las eliminatorias de ascenso a la categoría de plata del fútbol nacional; y para el balomano exactamente igual, ya que tiene opciones claras de pasar a la división de honor, mientras sigue jugando el en vetusto Polideportivo de "El Sargal", pequeño, incómodo y anticuado.

Si ya es indigno que la Unión Balompédica Conquense tenga que jugar los encuentros en casa, en un estadio con pésimas condiciones en cuanto a su aforo, seguridad y servicios en la segunda división B, ahora se torna en el desasosiego de pensar la mala imagen y la inseguridad que en este mismo momento ofrecen estas instalaciones para albergar, si se consigue, las eliminatorias de ascenso a la segunda división nacional.

No es cierto que solamente el estado de precariedad de las cuentas municipales, cuyos culpables son los dos partidos que han administrado el Ayuntamiento, sea la causa de que no se hayan hecho unas instalaciones acordes con una capital de provincia con más de 55 mil habitantes censados, o de 68 mil que avalan diferentes estudios.

La negligencia y la falta de interés de las autoridades de las diferentes administraciones por éste y otros deportes en Cuenca, así como una manifiesta falta de respeto hacia los ciudadanos que acuden a presenciar los encuentros que disputa su equipo, puede explicar que, por ejemplo, la Fuensanta sólo disponga de unos servios para todo el público asistente; o que si un espectador se tiene que mover de su localidad, incomode necesariamente a todos los demás de su fila y entorno, como sucede en el graderío; o que cada vez que se dispute un encuentro de especial expectación, se tenga que recurrir al alquiler de gradas supletorias, como volverá a ser el caso, para poder satisfacer la demanda, con la falta de comodidad que lógicamente se da en este tipo de equipamiento portátil.

Parece como si nuestros gobernantes se encontrasen también en este tema, con la incapacidad de exigir a otras administraciones de mayor ámbito, que se dé a Cuenca el mismo trato que se le está dando a otras capitales de provincia de esta autonomía.

Se debe recordar el impulso definitivo que se dio desde la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha para que Albacete contara con el estadio actual; o que Toledo posea también un campo de fútbol que se encuentra a años luz del de Cuenca; o que C. Real se encuentre en disposición de albergar el campeonato del mundo de balonmano, para lo que el Presidente Barreda anunció ayer no sólo la iniciativa que partía de su gobierno, sino además el respaldo de la Junta para todo cuanto se requiera para su consecución.

Los anteriores son sólo algunos ejemplos del trato desigual hacia los conquenses de los muchos que se podrían relatar, como lo es el que también dispensa la Universidad a la provincia de Cuenca, que desde que se creó hasta el momento actual, solamente ha invertido para infraestructura deportiva en nuestro Campus 90 mil euros -15 millones de pesetas que, por cierto, fueron ampliamente celebrados por Martínez Cenzano ante el Rector; y el equipamiento de una instalación que se han encontrado de forma gratuita en cuanto a edificio y terreno-; mientras en Toledo, Albacete o C. Real se poseen complejos preparados, además de para la práctica diaria y la formación de deportistas, para la organización de grandes eventos.

Desde el Ayuntamiento, se debe pensar en la Fuensanta como una importantísima propiedad municipal en el centro de la ciudad y al lado del Campus universitario, lo que puede venir muy bien a esa Institución castellano-manchega, si es que tiene algún interés por Cuenca, llegándose a un convenio en el que también participen el Consejo Superior de Deportes, la Junta de Comunidades y la Diputación, que haga posible la ejecución de un Estadio adecuado, que se podría situar en otro espacio público más amplio, acorde a las aspiraciones y necesidades de los conquenses.

Antes de elecciones se habló mucho de esta necesidad, y se hicieron promesas, como levantar una ciudad deportiva con estadio de fútbol con una capacidad para unos 10 mil espectadores, entre otras instalaciones para la práctica del deporte; así como una residencia, gimnasios, amplios aparcamientos, etc. Pero pasado el apretón electoral, parece que este asunto ya entra a formar parte de aquellas cosas que se desempolvan cada cuatro años para captar los votos.

Pero claro, el miedo a contrariar a sus jefes de partido y los intereses especulativos, que siempre interfieren en nuestra ciudad sobre el beneficio común, nos hace pensar en esto como en lo demás; tarde, muy lejos y, pequeño, siempre muy pequeño.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

se presupuestó la ciudad deportiva. la fuensanta tiene que dejar ya ese campo e irse a donde se diseñó la ciudad deportiva. ADEMÁS LA ORIENTACIÓN ACTUAL DE LA FUENSANTA NO SE LA ADECUADA

independiente dijo...

Estamos absolutamente de acuerdo; pero lo que está claro es que no se puede estar indefinidamente dándole vueltas a las cosas sin que salgan adelante