Sería muy grave que nos olvidáramos de lo dicho por el viceconsejero de Ciencia y Tecnología la misma tarde de la manifestación que tuvo lugar en Cuenca contra el reparto injusto de titulaciones, que una vez más es contrario a los intereses de los conquenses, en aquella reunión con los directores de los centros universitarios, y todo apunta que engañándolos para frenar en seco las movilizaciones, cuando les prometió varios postgrados y un Parque Científico y Tecnológico en nuestra ciudad; de lo que ya nadie dice nada.
Y decimos que sería un error de la sociedad conquense y su clase política olvidarlo, porque de esa manera la Junta de Comunidades, como ha sucedido tantas veces, no se vería en la obligación de cumplirlo.
Por ello, debemos refrescar la memoria tanto los ciudadanos, como autoridades, por si es necesario, que todo hace pensar que lo será, replantarse la movilización cívica que aquellos días del mes de noviembre surgía con grandes expectativas de crecer.
Nosotros, al menos, tenemos muy presente aquella manifestación por las calles de nuestra ciudad, en protesta por el nuevo reparto, injusto y marginador, de titulaciones universitarias que había aprobado el Gobierno de Barreda. De nuevo Cuenca era discriminada por una decisión tomada desde los poderes autonómicos de Castilla la Mancha; y que fuera una vez más con respecto a la Universidad, era algo que la inmensa mayoría de los conquenses no estaban dispuestos a aceptar.
El 8 de abril, en una mañana fría y en plena jornada laboral, más de 2000 personas, la mayoría estudiantes, respondieron a la llamada de auxilio que se hacía desde todos los sectores de la comunidad universitaria, ofreciendo así una respuesta que, a todas luces, hacía presagiar la que se avecinaba fruto de la indignación masiva y colectiva. Era previsible que se estaba originando un movimiento importante, en el que seguramente los conquenses encontrarían el cauce para expresar todo el malestar por el maltrato secular desde la Junta de Comunidades.
Sin embargo aquello no pasó de lo incipiente, probablemente, por el exceso de credulidad y la falta de experiencia para estos casos de las personas que dirigían aquel movimiento que decidieron llamar “Salvemos el Campus”. Y me refiero al exceso de credulidad porque, en un rato, a unas horas de haberse celebrado la manifestación, el viceconsejero de Ciencia y Tecnología, Díez Barra, prácticamente dejó desmantelado el movimiento reivindicativo, al hablar de la posibilidad de desarrollar un Parque Científico y Tecnológico y algún postgrado en torno a las telecomunicaciones y la arquitectura, que con el paso de los meses, y las nuevas decisiones de la Junta, se está viendo claro que era mentira.
Desde aquella primera reunión con el viceconsejero de Ciencia y Tecnología el mismo día de la manifestación, quedaba al descubierto la maniobra que con cierta pericia iniciaba el Gobierno que dirige Barreda, en complicidad con el Órgano Rector de la Universidad, para seducir algunas voluntades y dividir al embrión que según lo visto el pasado 8 de abril, tenía todos los visos de poder hacerse un gigante. Y esto es lo que no han querido ver los representante delegados por el Campus de Cuenca; y de lo que ha huido el Alcalde, bien por falta de capacidad o, quizá para no enfrentarse ni a la jerarquía, ni a sus compañeros de Partido en otras provincias.
Como ya anunciamos en El Cronista Independiente de Cuenca, el pasado 21 de abril se había llegado a un acuerdo a tres bandas, poco creíble y vulnerable, entre representantes del Gobierno autonómico, del Rectorado, y de los diversos colectivos que conforman la Plataforma “Salvemos el Campus” de la que formaban parte la mayoría de directores y decanos del mismo.
Básicamente, los puntos de encuentro se centraban; por un lado, en considerar Turismo como una titulación ya implantada en Cuenca, puesto que ya formaba parte de una de las líneas de Humanidades que se venía desarrollando en nuestra ciudad y, por tanto, con la implantación del nuevo sistema que se establece como consecuencia de la adaptación a los tratados de Bolonia, susceptible de transformarse en una titulación de grado. De esa manera ese “hueco” hasta el cupo mínimo de dos titulaciones nuevas asignadas por Campus se completaría, además de con Periodismo, con otra carrera nueva, que podría ser Veterinaria; aunque la Junta planteó Ingeniería en Biotecnología.
Por otra parte, y en lo referente a la Politécnica, se añadiría a los estudios de grado de Imagen y Sonido, un Máster en Telecomunicaciones y a los actuales de Arquitectura Técnica, otro en Ingeniería de la Construcción. A ello se le sumarían los centros tecnológicos que complementan la formación en ambas especialidades universitarias.
Sin embargo, y aquí encontrábamos ya una de las principales pegas que se le podían poner al acuerdo, que no la única, es que el mismo no se vería reflejado en la sesión del Consejo Social de la Universidad, como de hecho sucedió; con lo cual el nivel de compromiso para la ejecución del acuerdo, se limitaba a la emisión de un comunicado al que se había comprometido la Junta, que no ha llegado.
Paradójicamente aquí ya nadie ha dicho nada, a pesar del flagrante incumplimiento del Gobierno de Barreda, que nos hace sospechar que, aún con la posibilidad de que se hayan podido excusar en la reserva que se debe tener para no provocar movimientos en otras provincias, las intenciones con respecto a la ejecución de lo pactado no van por el buen camino, pues lo cierto y verdad es que cuando se llega a este tipo de acuerdos, el nivel de control para el cumplimiento de los mismos es a veces, y en eso en Cuenca deberíamos estar plenamente arregostados, tan importante como el contenido de lo pactado.
El 2 de diciembre último, el Secretario del Psoe en Cuenca y Consejero de Medio Ambiente, Martínez Guijarro dijo que "los socialistas de Cuenca cumplimos nuestros compromisos y nosotros defenderemos a los ciudadanos, no los defraudaremos, y somos de aquí”, una vez más se nos demuestran de qué manera.
Y decimos que sería un error de la sociedad conquense y su clase política olvidarlo, porque de esa manera la Junta de Comunidades, como ha sucedido tantas veces, no se vería en la obligación de cumplirlo.
Por ello, debemos refrescar la memoria tanto los ciudadanos, como autoridades, por si es necesario, que todo hace pensar que lo será, replantarse la movilización cívica que aquellos días del mes de noviembre surgía con grandes expectativas de crecer.
Nosotros, al menos, tenemos muy presente aquella manifestación por las calles de nuestra ciudad, en protesta por el nuevo reparto, injusto y marginador, de titulaciones universitarias que había aprobado el Gobierno de Barreda. De nuevo Cuenca era discriminada por una decisión tomada desde los poderes autonómicos de Castilla la Mancha; y que fuera una vez más con respecto a la Universidad, era algo que la inmensa mayoría de los conquenses no estaban dispuestos a aceptar.
El 8 de abril, en una mañana fría y en plena jornada laboral, más de 2000 personas, la mayoría estudiantes, respondieron a la llamada de auxilio que se hacía desde todos los sectores de la comunidad universitaria, ofreciendo así una respuesta que, a todas luces, hacía presagiar la que se avecinaba fruto de la indignación masiva y colectiva. Era previsible que se estaba originando un movimiento importante, en el que seguramente los conquenses encontrarían el cauce para expresar todo el malestar por el maltrato secular desde la Junta de Comunidades.
Sin embargo aquello no pasó de lo incipiente, probablemente, por el exceso de credulidad y la falta de experiencia para estos casos de las personas que dirigían aquel movimiento que decidieron llamar “Salvemos el Campus”. Y me refiero al exceso de credulidad porque, en un rato, a unas horas de haberse celebrado la manifestación, el viceconsejero de Ciencia y Tecnología, Díez Barra, prácticamente dejó desmantelado el movimiento reivindicativo, al hablar de la posibilidad de desarrollar un Parque Científico y Tecnológico y algún postgrado en torno a las telecomunicaciones y la arquitectura, que con el paso de los meses, y las nuevas decisiones de la Junta, se está viendo claro que era mentira.
Desde aquella primera reunión con el viceconsejero de Ciencia y Tecnología el mismo día de la manifestación, quedaba al descubierto la maniobra que con cierta pericia iniciaba el Gobierno que dirige Barreda, en complicidad con el Órgano Rector de la Universidad, para seducir algunas voluntades y dividir al embrión que según lo visto el pasado 8 de abril, tenía todos los visos de poder hacerse un gigante. Y esto es lo que no han querido ver los representante delegados por el Campus de Cuenca; y de lo que ha huido el Alcalde, bien por falta de capacidad o, quizá para no enfrentarse ni a la jerarquía, ni a sus compañeros de Partido en otras provincias.
Como ya anunciamos en El Cronista Independiente de Cuenca, el pasado 21 de abril se había llegado a un acuerdo a tres bandas, poco creíble y vulnerable, entre representantes del Gobierno autonómico, del Rectorado, y de los diversos colectivos que conforman la Plataforma “Salvemos el Campus” de la que formaban parte la mayoría de directores y decanos del mismo.
Básicamente, los puntos de encuentro se centraban; por un lado, en considerar Turismo como una titulación ya implantada en Cuenca, puesto que ya formaba parte de una de las líneas de Humanidades que se venía desarrollando en nuestra ciudad y, por tanto, con la implantación del nuevo sistema que se establece como consecuencia de la adaptación a los tratados de Bolonia, susceptible de transformarse en una titulación de grado. De esa manera ese “hueco” hasta el cupo mínimo de dos titulaciones nuevas asignadas por Campus se completaría, además de con Periodismo, con otra carrera nueva, que podría ser Veterinaria; aunque la Junta planteó Ingeniería en Biotecnología.
Por otra parte, y en lo referente a la Politécnica, se añadiría a los estudios de grado de Imagen y Sonido, un Máster en Telecomunicaciones y a los actuales de Arquitectura Técnica, otro en Ingeniería de la Construcción. A ello se le sumarían los centros tecnológicos que complementan la formación en ambas especialidades universitarias.
Sin embargo, y aquí encontrábamos ya una de las principales pegas que se le podían poner al acuerdo, que no la única, es que el mismo no se vería reflejado en la sesión del Consejo Social de la Universidad, como de hecho sucedió; con lo cual el nivel de compromiso para la ejecución del acuerdo, se limitaba a la emisión de un comunicado al que se había comprometido la Junta, que no ha llegado.
Paradójicamente aquí ya nadie ha dicho nada, a pesar del flagrante incumplimiento del Gobierno de Barreda, que nos hace sospechar que, aún con la posibilidad de que se hayan podido excusar en la reserva que se debe tener para no provocar movimientos en otras provincias, las intenciones con respecto a la ejecución de lo pactado no van por el buen camino, pues lo cierto y verdad es que cuando se llega a este tipo de acuerdos, el nivel de control para el cumplimiento de los mismos es a veces, y en eso en Cuenca deberíamos estar plenamente arregostados, tan importante como el contenido de lo pactado.
El 2 de diciembre último, el Secretario del Psoe en Cuenca y Consejero de Medio Ambiente, Martínez Guijarro dijo que "los socialistas de Cuenca cumplimos nuestros compromisos y nosotros defenderemos a los ciudadanos, no los defraudaremos, y somos de aquí”, una vez más se nos demuestran de qué manera.
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