El Alcalde en la reunión con Morlán
LA OPINIÓN.- Si Pulido quiere sacar las vías del Tren Convencional al quinto pino, allí donde nadie va a coger ese tren, los socialistas de Cuenca tan contentos porque el alcalde de Cuenca, de esa forma, les soluciona el problema de tener que mantener y modernizar un Ferrocarril que ya pretendieron cerrar en los tiempo de Felipe González y encima mantiene viva la llama de la especulación en el espacio que deja vacío y también en el paraje de La Estrella. Pero no, van y le atizan en las costillas y lo califican de brindis al sol y de poner en riesgo la llegada del AVE para 2010. La frasecita de siempre; la que copió el propio Pulido de Cenzano. ¿Pero no era al contrario? ¿No venía, según ellos, el riesgo por el debate de la ubicación de la Estación del AVE?
Y es que Pulido en esto de la política ha entrado como elefante en cacharrería, además de hacerlo rematadamente mal, como el anterior y el anterior, se pone en el centro de la diana para llevarse él todos los dardos e invita a los socialistas a que se los lancen. Es inaudito que un secretario de Estado, con carné del Psoe como es natural, lo cite en el momento preciso en que empezaba a destacarse en algo verdaderamente importante y beneficioso, como lo es el referéndum de la Estación que ha acordado con iXC, y lo deslumbre como si se tratase del mismísimo Kennedy que hubiera retornado a esta vida.
Víctor Morlán, el hombre del Psoe que tendió el anzuelo en el que picó el otro día Pulido, es el personaje que paralizó por completo el proceso que seguía la Autovía de Teruel para su ejecución; es más, es el caradura que nos visitó en 2004, el año que desapareció la partida de 40 millones de euros que había en los Presupuestos de su departamento como secretario de Estado de Fomento, y nos soltó aquello de la enorme dificultad para diseñar una Autovía por los bosques frondosos y montañas insalvables de la serranía de Cuenca; y uno de los principales responsables de que se perdieran los 200 millones de euros para nuestra línea de Ferrocarril. Pero Pulido ni le abrió el pico, por aquello de que no tenía ni idea, porque en esto de la política además de ser nuevo, es peor que un novato, ya que ni se asesora ni medita a cerca de con quién se reúne ni para qué. Es como los niños, se encuentra un caramelo en el suelo, y sin pensarlo lo coge y se lo come.
Hace más de tres años, preguntado por la situación administrativa del proyecto de autovía entre Cuenca y Teruel, el entonces secretario de Estado Víctor Morlán, recordó que la misma estaba pendiente de la declaración de impacto ambiental, y auguró "fuertes condicionantes" en ésta al atravesar la línea de zonas boscosas "de gran valor ambiental" que, en su caso, obligarían a hacer "muchas correcciones" en el proyecto. Casi cuatro años después, sigue pendiente de lo mismo, es decir, de que alguien la saque del cajón en el que está, porque hayan variado las circunstancias.
Pero todo eso a nuestro alcalde, después de lo del otro día, o lo ignora como casi todo lo que respecta a la política de Cuenca, o le importa un pimiento -ni el Tren Convencional, ni el AVE, ni las autovías-; él a lo suyo, a lo de Cenzano, a dejar hueco en los terrenos de Renfe para llenarlos de casas; que lo demás, lo que afecta al progreso de Cuenca, es harina para otro costal.
LA OPINIÓN.- Si Pulido quiere sacar las vías del Tren Convencional al quinto pino, allí donde nadie va a coger ese tren, los socialistas de Cuenca tan contentos porque el alcalde de Cuenca, de esa forma, les soluciona el problema de tener que mantener y modernizar un Ferrocarril que ya pretendieron cerrar en los tiempo de Felipe González y encima mantiene viva la llama de la especulación en el espacio que deja vacío y también en el paraje de La Estrella. Pero no, van y le atizan en las costillas y lo califican de brindis al sol y de poner en riesgo la llegada del AVE para 2010. La frasecita de siempre; la que copió el propio Pulido de Cenzano. ¿Pero no era al contrario? ¿No venía, según ellos, el riesgo por el debate de la ubicación de la Estación del AVE?
Y es que Pulido en esto de la política ha entrado como elefante en cacharrería, además de hacerlo rematadamente mal, como el anterior y el anterior, se pone en el centro de la diana para llevarse él todos los dardos e invita a los socialistas a que se los lancen. Es inaudito que un secretario de Estado, con carné del Psoe como es natural, lo cite en el momento preciso en que empezaba a destacarse en algo verdaderamente importante y beneficioso, como lo es el referéndum de la Estación que ha acordado con iXC, y lo deslumbre como si se tratase del mismísimo Kennedy que hubiera retornado a esta vida.
Víctor Morlán, el hombre del Psoe que tendió el anzuelo en el que picó el otro día Pulido, es el personaje que paralizó por completo el proceso que seguía la Autovía de Teruel para su ejecución; es más, es el caradura que nos visitó en 2004, el año que desapareció la partida de 40 millones de euros que había en los Presupuestos de su departamento como secretario de Estado de Fomento, y nos soltó aquello de la enorme dificultad para diseñar una Autovía por los bosques frondosos y montañas insalvables de la serranía de Cuenca; y uno de los principales responsables de que se perdieran los 200 millones de euros para nuestra línea de Ferrocarril. Pero Pulido ni le abrió el pico, por aquello de que no tenía ni idea, porque en esto de la política además de ser nuevo, es peor que un novato, ya que ni se asesora ni medita a cerca de con quién se reúne ni para qué. Es como los niños, se encuentra un caramelo en el suelo, y sin pensarlo lo coge y se lo come.
Hace más de tres años, preguntado por la situación administrativa del proyecto de autovía entre Cuenca y Teruel, el entonces secretario de Estado Víctor Morlán, recordó que la misma estaba pendiente de la declaración de impacto ambiental, y auguró "fuertes condicionantes" en ésta al atravesar la línea de zonas boscosas "de gran valor ambiental" que, en su caso, obligarían a hacer "muchas correcciones" en el proyecto. Casi cuatro años después, sigue pendiente de lo mismo, es decir, de que alguien la saque del cajón en el que está, porque hayan variado las circunstancias.
Pero todo eso a nuestro alcalde, después de lo del otro día, o lo ignora como casi todo lo que respecta a la política de Cuenca, o le importa un pimiento -ni el Tren Convencional, ni el AVE, ni las autovías-; él a lo suyo, a lo de Cenzano, a dejar hueco en los terrenos de Renfe para llenarlos de casas; que lo demás, lo que afecta al progreso de Cuenca, es harina para otro costal.
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