El Tiempo en Cuenca

viernes, 26 de septiembre de 2008

El Gobierno de España no quiere hacer la Autovía de Teruel, ni el de Castilla la Mancha que se haga.


LA OPINIÓN.-Lo venimos diciendo desde hace más de 4 años, el mismo día que José Bono anunció en su último Debate sobre el Estado de la Región la construcción de la Autovía de La Alcarria; el Gobierno de España no quiere hacer la Autovía de Teruel, ni el de Castilla la Mancha que se haga.

Ha sido necesario el voto de todos los diputados de los partidos de la oposición, menos Ciu que se ha abstenido, para que saliera adelante en el Congreso una propuesta del Pp instando al Gobierno a que en el plazo de 3 meses se presente definitivamente resulta la declaración de impacto ambiental del estudio informativo, que lleva retenido en un cajón de Medio Ambiente desde el día 3 de abril de 2003. El Psoe ha votado en contra, incluyendo el diputado por Cuenca, Luis Carlos Sauquillo, como era de esperar por más que nos llene los oídos con verborreas como “el compromiso del Gobierno de España con Cuenca” que declaró el pasado 17 de junio cuando salió al paso de la aprobación del proyecto Urban destinado al desarrollo de programas de urbanismo.

Y es que los movimientos que se están llevando a cabo desde la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, tanto antes Bono como ahora Barreda, hacen que no tengamos mucha esperanza de que se despeje a medio plazo el camino para su ejecución.

El pasado 1 de julio se abría otro capítulo en la estrategia de la Junta contra la Autovía de Teruel al anunciar el presidente Barreda el proyecto de la Transmanchega. No es solamente que no nos toque con ella ni un metro a menos de 80 km, sino que además no aporta beneficios a la ciudad de Cuenca, sino graves perjuicios. Faltaba poner la puntilla a la Autovía de Teruel, para que definitivamente se perdieran, si es que aún existía alguna, las esperanzas de que se haga; y con la nueva autovía que llamarán la Transmanchega, desde luego que la apuntillan, es la pieza del puzle que faltaba por completar; y así pasa del cajón del Ministerio de Medio Ambiente en que la tienen desde el 3 de abril de 2003, directa al desolladero.

A principios de verano, tras la reunión que mantuvo el presidente autonómico con la ministra de Fomento, y después de contarnos los planes de ambas instituciones para convertir la N-211 en autovía, decíamos que era un golpe casi definitivo contra las opciones de que se construya la de Teruel, y esa autovía, nos lo terminó de ratificar.

José María Barreda y Magdalena Álvarez acordaron convertir en autovía de la N-211, en la provincia de Guadalajara, tal y como comprometió el presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, que unirá la A-2, en Guadalajara, con la A-23, en la provincia de Teruel; y que junto a la Autovía de la Alcarria, motivará que no se haga la Cuenca-Teruel, que ni la mencionan.

La competencia que va a establecer la nueva Autovía de la Alcarria (Guadalajara-Tarancón), inventada por Bono, y la N-211 reconvertida en Autovía que va a complementar a ésta, en perjuicio a la que iba a ser de Cuenca-Teruel, las anteriores que "baypasearán" Madrid para el tráfico procedente del norte de España que se dirija al sureste, y lo llevarán hasta Albacete, para desde allí distribuirse por el resto de la geografía, conllevará la pérdida de gran parte de los flujos de tráfico para los que se concebía la Autovía de Teruel, y esto ha supuesto el enfriamiento del proceso que se estaba siguiendo en el Ministerio de Fomento por la última, que parece haber perdido definitivamente su interés por hacerla.

Pero por si era poco, se completa el rompecabezas con la Autovía Transmanchega anunciada hoy por Barreda, y la cosa todavía empeora más la utilidad de la Cuenca Teruel, pues ésta primera supondrá también la continuación de la Autovía de la Alcarria, pero hacia Ciudad Real, con lo que el tráfico Noreste-Sur, que aún le quedaría a la de Teruel, se merma aún más con esta nueva opción.

Guadalajara tendrá conexión directa por autovía con la carretera de Andalucía A-4 a partir del año 2014, si se cumplen los planes anunciados por el presidente de la Junta, José María Barreda, sobre la construcción de una nueva carretera de titularidad regional, la Autovía Transmanchega, que partiendo de Tarancón (donde acaba la de La Alcarria), llegará hasta Puerto Lápice y Daimiel, atravesando el corazón de la "Mancha Centro".

De este modo, la capital arriacense quedará justo en el medio de una gran autovía alrededor de Madrid que unirá, por un lado, la A-1 y la A-2, entre Torrellaguna y Guadalajara; la A-2 y la A-3, entre Guadalajara y Tarancón, y finalmente la A-3 y la A-4, con la citada Transmanchega.

La nueva Autovía Tarancón-Daimiel enlazará a su vez con la autovía Tarancón-Cuenca, con la Autovía de los Viñedos, y con la autopista de peaje Ocaña-La Roda.

Con lo que encima, al perjuicio que le ocasiona con respecto a las posibilidades de la Cuenca-Teruel, debemos añadir que Cuenca pierde también las opciones de conexión directa por Autovía con las ciudades de Guadalajara y Ciudad Real, ya que se tendrá que hacer volteando siguiendo el tramo de la A-40 hasta Tarancón, y de ahí a Guadalajara siguiendo la futura Autovía de La Alcarria, o a Ciudad Real, a través de la anunciada hoy Autovía Transmanchega; con lo que la promesa de la Autovía de C. Real por La Almarcha y Alcázar de San Juan, de nuevo se torna en otra mentira.

Por eso no nos extraña nada ni que el Gobierno de Zapatero no haya movido ni un euro para hacerla; ni que el Psoe ayer la votara en contra en El Congreso de los Diputados. Ya veremos la efectividad de la propuesta no de Ley aprobada por toda la oposición, menos Ciu, pronto lo sabremos sobre todo en los Presupuestos; pero mucho nos tememos que mientras esté el Psoe en el Gobierno, no haya nada de nada.

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