Factoría de Airbus en Illescas
OPINIÓN.- Siempre que oímos hablar de industria a algún dirigente local, no llega más allá de contar los parabienes de un polígono industrial, el que todo el mundo conoce como “el Polígono del SEPES”, que fue fruto de un convenio que se firmó con el Estado en el año 93; y que no se puso en marcha hasta casi una década más tarde.
El “Polígono de La Carretera de Motilla”, que es su nombre oficial, nació pequeño ya desde su propia concepción, porque fue diseñado para funcionar de puente entre las pequeñas empresas de servicios, principalmente almacenes de venta y talleres de mecánica; y el mundo de la construcción inmobiliaria. Se trataba de plantear una estrategia para estimular el traslado de éstas, ubicadas en micro-polígonos que se encuentran ya en pleno núcleo urbano, a una parcela de tamaño suficiente, y con unos precios poco competitivos para la industria productiva, pero adecuados para garantizar el éxito de la operación que se deseaba. A cambio se dejan espacios que explota el especulador, ya que a corto y medio plazo se llenan de esos horribles clones a base de fachadas de “ladrillo visto”.
Cuenca no fue capaz en su momento, cuando otros si lo hacían, de conseguir atraer industrias a su territorio; quizás, como dicen los conquenses “de a pié”, por que no interesaba a los caciques de turno, en su afán por tener controlado el reducido, pero para ellos más que suficiente movimiento económico de la ciudad. Ni siquiera prosperó una industria importante de la madera, que ya tiene delito el tema.
Las cosas ahora son más difíciles porque la deslocalización industrial no ha hecho más que empezar en la Unión Europea y, mas que atraer nueva industria, toca mantener la que ya se tiene. Pero Cuenca no tiene ni uno ni otro de esos problemas, sencillamente porque en Cuenca ni hay industria, ni intención de que la haya.
Según la propaganda local oficial, la industria vendrá de Madrid y de Valencia; pero la realidad tozuda viene a aguar la fiesta, y mientras aquí se repiten viejas consignas, se publican en la prensa nacional noticias de grandes marcas que trasladan sus instalaciones fuera del suelo europeo.
Y, como ya se ha comentado, por desgracia esto no ha hecho más que empezar.
La industria productiva posible hoy en día, que genera ya una gran bolsa de trabajo, es la relacionada con la tecnología; como la aeronaval, que en esta Autonomía está haciendo que emerja un triángulo importante de riqueza y empleo, que tiene los vértices en las provincias de Albacete, Toledo y C. Real.
O la industria vinculada a la ciencia y la investigación, para lo que se levantan los polígonos avanzados de empresas y los polígonos científico-tecnológicos. Independientes por Cuenca, presentó en el Pleno Municipal de enero de 2006, una moción para instar al Gobierno manchego a financiar el Parque Científico-Tecnológico de la Ciudad de Cuenca, para el establecimiento de empresas, centros e institutos de investigación, con prioridad en las áreas de biomedicina, biotecnología, la sociedad de la información, el urbanismo y las tecnologías de la construcción y la madera. Se confeccionaron los Presupuestos de "la tribu" autonómica para el 2007, el 2008; y, nada de nada; quien entró en el “club de los compadres” fue Guadalajara, con una partida de 210 millones de euros para una nueva Universidad y un Polígono Científico-Tecnológico.
Así que si en el caso de la tecnología las inversiones son para las tres provincias manchegas -por definición-, en lo que ya se denomina “el triángulo de la Industria Aeronaval”; para la ciencia y la investigación, la Junta de Comunidades, ha diseñado otro vértice –Guadalajara-, dando lugar esta vez a un polígono cuadrangular de empleo y prosperidad excluyendo a Cuenca, como siempre, de la geometría que establece el poder manchego.
No somos ahora más competitivos que antes solo por decirlo o por hacer planes tipo “Cuenca SI” o “Cuenca Adelante”. Seríamos más competitivos si la línea de Ave Madrid- Valencia por Cuenca fuera de tráfico mixto, también de mercancías; pero sólo lo es de viajeros por motivos de seguridad. O si las autovías que se plantean desde hace casi un cuarto de siglo, estuvieran dando servicio.
Lo seríamos también si en el Plan de Infraestructuras del Gobierno de la nación, se hubieran previsto las inversiones necesarias para que la línea de ferrocarril convencional Madrid-Cuenca-Valencia permitiera, incluso desdoblándola, el uso mixto de viajeros y de mercancías.
Definitivamente más competitivos, si contáramos con un proyecto de conexión por ferrocarril adecuado con Valencia y por qué no, con Teruel que nos uniera al nodo logístico que se está proyectando para esta ciudad y su entorno.
El corredor de mercancías Levante-Madrid, debe ser restaurado y modernizado, y podría tener conexión además con Teruel y continuar hasta Valencia por la actual línea férrea, cuya modernización entre Teruel y Sagunto está ya aprobada y es un hecho. De esta forma, el Gobierno se ahorraría la construcción de al menos medio centenar de kilómetros de vía, puesto que aprovecharía un corredor ya existente y recientemente transformado. Por otro lado, los turolenses tendrían en Cuenca una conexión con el AVE a Madrid. El tramo de vía Cuenca-Teruel sería el principio de una red ferroviaria, que podría recoger el tráfico de mercancías desde Extremadura y Andalucía hasta Aragón y Francia sin pasar por la sobresaturada ciudad de Madrid, un auténtico baipás y una ruta de la plata mediterránea.
Los empresarios de la Comunidad valenciana, que en la actualidad llevan sus mercancías a través de la tortuosa y larga línea Valencia-Játiva-La Encina-Almansa-Albacete-Alcázar de San Juan-Madrid, de 500 kilómetros de recorrido, prefieren que se recupere el anterior trazado para sacar sus productos por Cuenca, ya que en solo 300 kilómetros une Valencia con Utiel, Cuenca, Aranjuez y Madrid. Y eso es lo que debemos utilizar para consesguir que el Gobienro de España y las comunidades de Madrid, Castilla la Mancha, Aragón y Valencia se pongan de acuerdo para que se haga.
Se trata, en definitiva, de lograr un ramal que una Teruel a Cuenca para que esta ciudad llegue además también a Madrid con el AVE, pero también para que todo el Estado se beneficie de una infraestructura que ya está hecha, el tren Teruel-Sagunto, y que es muy útil y competitiva para evitar el atasco de Madrid en el transporte de las mercancías desde el sur hacia el norte de España. También hay que recordar que Teruel es la única capital sin conexión ferroviaria con el centro del país. Solo se puede ir hasta allí en tren dando un rodeo por Valencia o Zaragoza.
Ahora el Alcalde de Cuenca está impulsando una sociedad mixta, con inversión de 16 empresas privadas y también de las instituciones, para crear un gran polígono insutrial cerca de la Melgosa; ya veremos, porque es muy importante el trasvase de tráfico que se prevé, desde la carretera hacia el ferrocarril, en el transporte de mercancías. Por eso entran operadores privados, en competencia con RENFE, en la utilización para este tipo de transporte de la infraestructura ferroviaria que mantiene el monopolio público; pero como hemos comprobado en la reunión del pasado miércoles entre el presidente Barreda, y la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, en los planes del Gobierno de España y de Castilla la Mancha, no figura ninguna inversión en la línea Madrid-Cuenca-Valencia; y contra esto tenemos que trabajar.
Los nodos logísticos principales se están configurando en Madrid, Valencia y Zaragoza. Cuenca puede estar físicamente en el centro de ese "triangulo", o "cuadrángulo", pero si no cuenta con transporte de mercancías por ferrocarril se volverá invisible para las empresas industriales.
Resultante; el polígono SEPES, presuntamente industrial, no ha conseguido más que el cambio de ubicación de empresas que ya existen y que obtienen importantes plusvalías en los solares que abandonan, recibiendo al mismo tiempo subvenciones en la adquisición de las nuevas parcelas. Vemos muchos almacenes y comercios como una tienda de muebles, y pocas industrias de nueva creación.
Por todo esto las dimensiones del polígono de Cuenca son “raquíticas” comparadas, incluso, con las de proyectos equivalentes en nuestro entorno mas cercano como Albacete, Toledo, Ciudad Real o Guadalajara.
Pero en Cuenca, seguiremos partiéndonos la cara por el tema de a quien han enchufado en el Ayuntamento, en la Diputación o en la Junta; o por quién se lleva los méritos de cualquier logro que nos nos saca de seguir ocupando un puesto de honor dentro del furgón de cola en desarrollo, empleo y bienestar.
OPINIÓN.- Siempre que oímos hablar de industria a algún dirigente local, no llega más allá de contar los parabienes de un polígono industrial, el que todo el mundo conoce como “el Polígono del SEPES”, que fue fruto de un convenio que se firmó con el Estado en el año 93; y que no se puso en marcha hasta casi una década más tarde.
El “Polígono de La Carretera de Motilla”, que es su nombre oficial, nació pequeño ya desde su propia concepción, porque fue diseñado para funcionar de puente entre las pequeñas empresas de servicios, principalmente almacenes de venta y talleres de mecánica; y el mundo de la construcción inmobiliaria. Se trataba de plantear una estrategia para estimular el traslado de éstas, ubicadas en micro-polígonos que se encuentran ya en pleno núcleo urbano, a una parcela de tamaño suficiente, y con unos precios poco competitivos para la industria productiva, pero adecuados para garantizar el éxito de la operación que se deseaba. A cambio se dejan espacios que explota el especulador, ya que a corto y medio plazo se llenan de esos horribles clones a base de fachadas de “ladrillo visto”.
Cuenca no fue capaz en su momento, cuando otros si lo hacían, de conseguir atraer industrias a su territorio; quizás, como dicen los conquenses “de a pié”, por que no interesaba a los caciques de turno, en su afán por tener controlado el reducido, pero para ellos más que suficiente movimiento económico de la ciudad. Ni siquiera prosperó una industria importante de la madera, que ya tiene delito el tema.
Las cosas ahora son más difíciles porque la deslocalización industrial no ha hecho más que empezar en la Unión Europea y, mas que atraer nueva industria, toca mantener la que ya se tiene. Pero Cuenca no tiene ni uno ni otro de esos problemas, sencillamente porque en Cuenca ni hay industria, ni intención de que la haya.
Según la propaganda local oficial, la industria vendrá de Madrid y de Valencia; pero la realidad tozuda viene a aguar la fiesta, y mientras aquí se repiten viejas consignas, se publican en la prensa nacional noticias de grandes marcas que trasladan sus instalaciones fuera del suelo europeo.
Y, como ya se ha comentado, por desgracia esto no ha hecho más que empezar.
La industria productiva posible hoy en día, que genera ya una gran bolsa de trabajo, es la relacionada con la tecnología; como la aeronaval, que en esta Autonomía está haciendo que emerja un triángulo importante de riqueza y empleo, que tiene los vértices en las provincias de Albacete, Toledo y C. Real.
O la industria vinculada a la ciencia y la investigación, para lo que se levantan los polígonos avanzados de empresas y los polígonos científico-tecnológicos. Independientes por Cuenca, presentó en el Pleno Municipal de enero de 2006, una moción para instar al Gobierno manchego a financiar el Parque Científico-Tecnológico de la Ciudad de Cuenca, para el establecimiento de empresas, centros e institutos de investigación, con prioridad en las áreas de biomedicina, biotecnología, la sociedad de la información, el urbanismo y las tecnologías de la construcción y la madera. Se confeccionaron los Presupuestos de "la tribu" autonómica para el 2007, el 2008; y, nada de nada; quien entró en el “club de los compadres” fue Guadalajara, con una partida de 210 millones de euros para una nueva Universidad y un Polígono Científico-Tecnológico.
Así que si en el caso de la tecnología las inversiones son para las tres provincias manchegas -por definición-, en lo que ya se denomina “el triángulo de la Industria Aeronaval”; para la ciencia y la investigación, la Junta de Comunidades, ha diseñado otro vértice –Guadalajara-, dando lugar esta vez a un polígono cuadrangular de empleo y prosperidad excluyendo a Cuenca, como siempre, de la geometría que establece el poder manchego.
No somos ahora más competitivos que antes solo por decirlo o por hacer planes tipo “Cuenca SI” o “Cuenca Adelante”. Seríamos más competitivos si la línea de Ave Madrid- Valencia por Cuenca fuera de tráfico mixto, también de mercancías; pero sólo lo es de viajeros por motivos de seguridad. O si las autovías que se plantean desde hace casi un cuarto de siglo, estuvieran dando servicio.
Lo seríamos también si en el Plan de Infraestructuras del Gobierno de la nación, se hubieran previsto las inversiones necesarias para que la línea de ferrocarril convencional Madrid-Cuenca-Valencia permitiera, incluso desdoblándola, el uso mixto de viajeros y de mercancías.
Definitivamente más competitivos, si contáramos con un proyecto de conexión por ferrocarril adecuado con Valencia y por qué no, con Teruel que nos uniera al nodo logístico que se está proyectando para esta ciudad y su entorno.
El corredor de mercancías Levante-Madrid, debe ser restaurado y modernizado, y podría tener conexión además con Teruel y continuar hasta Valencia por la actual línea férrea, cuya modernización entre Teruel y Sagunto está ya aprobada y es un hecho. De esta forma, el Gobierno se ahorraría la construcción de al menos medio centenar de kilómetros de vía, puesto que aprovecharía un corredor ya existente y recientemente transformado. Por otro lado, los turolenses tendrían en Cuenca una conexión con el AVE a Madrid. El tramo de vía Cuenca-Teruel sería el principio de una red ferroviaria, que podría recoger el tráfico de mercancías desde Extremadura y Andalucía hasta Aragón y Francia sin pasar por la sobresaturada ciudad de Madrid, un auténtico baipás y una ruta de la plata mediterránea.
Los empresarios de la Comunidad valenciana, que en la actualidad llevan sus mercancías a través de la tortuosa y larga línea Valencia-Játiva-La Encina-Almansa-Albacete-Alcázar de San Juan-Madrid, de 500 kilómetros de recorrido, prefieren que se recupere el anterior trazado para sacar sus productos por Cuenca, ya que en solo 300 kilómetros une Valencia con Utiel, Cuenca, Aranjuez y Madrid. Y eso es lo que debemos utilizar para consesguir que el Gobienro de España y las comunidades de Madrid, Castilla la Mancha, Aragón y Valencia se pongan de acuerdo para que se haga.
Se trata, en definitiva, de lograr un ramal que una Teruel a Cuenca para que esta ciudad llegue además también a Madrid con el AVE, pero también para que todo el Estado se beneficie de una infraestructura que ya está hecha, el tren Teruel-Sagunto, y que es muy útil y competitiva para evitar el atasco de Madrid en el transporte de las mercancías desde el sur hacia el norte de España. También hay que recordar que Teruel es la única capital sin conexión ferroviaria con el centro del país. Solo se puede ir hasta allí en tren dando un rodeo por Valencia o Zaragoza.
Ahora el Alcalde de Cuenca está impulsando una sociedad mixta, con inversión de 16 empresas privadas y también de las instituciones, para crear un gran polígono insutrial cerca de la Melgosa; ya veremos, porque es muy importante el trasvase de tráfico que se prevé, desde la carretera hacia el ferrocarril, en el transporte de mercancías. Por eso entran operadores privados, en competencia con RENFE, en la utilización para este tipo de transporte de la infraestructura ferroviaria que mantiene el monopolio público; pero como hemos comprobado en la reunión del pasado miércoles entre el presidente Barreda, y la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, en los planes del Gobierno de España y de Castilla la Mancha, no figura ninguna inversión en la línea Madrid-Cuenca-Valencia; y contra esto tenemos que trabajar.
Los nodos logísticos principales se están configurando en Madrid, Valencia y Zaragoza. Cuenca puede estar físicamente en el centro de ese "triangulo", o "cuadrángulo", pero si no cuenta con transporte de mercancías por ferrocarril se volverá invisible para las empresas industriales.
Resultante; el polígono SEPES, presuntamente industrial, no ha conseguido más que el cambio de ubicación de empresas que ya existen y que obtienen importantes plusvalías en los solares que abandonan, recibiendo al mismo tiempo subvenciones en la adquisición de las nuevas parcelas. Vemos muchos almacenes y comercios como una tienda de muebles, y pocas industrias de nueva creación.
Por todo esto las dimensiones del polígono de Cuenca son “raquíticas” comparadas, incluso, con las de proyectos equivalentes en nuestro entorno mas cercano como Albacete, Toledo, Ciudad Real o Guadalajara.
Pero en Cuenca, seguiremos partiéndonos la cara por el tema de a quien han enchufado en el Ayuntamento, en la Diputación o en la Junta; o por quién se lleva los méritos de cualquier logro que nos nos saca de seguir ocupando un puesto de honor dentro del furgón de cola en desarrollo, empleo y bienestar.
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