Cuenca inició su particular crisis económica hace ya muchos años; por eso, además de verse afectada como otros lugares de España por las consecuencias de la actual, desde hace tiempo lleva arrojando datos que todavía son la punta del iceberg de las carencias estructurales de nuestra economía. Lo peor está por venir y las soluciones tenían que haber llegado antes.
Por eso, a los problemas que comprometen seriamente el futuro económico de nuestro país, que llegan principalmente de la mano de la subida de los precios del petróleo, del que tenemos una mayor dependencia que otros países con mayor desarrollo que el nuestro que siempre ha llevado una mala política energética y de transportes, además de la mala gestión de los sucesivos gobiernos para realizar una mejor política para el control de los precios; y una economía que ha estado basada en exceso –un 24% del PIB- en el mercado inmobiliario, que encima de ser poco productivo, ha mantenido una situación de virtualidad sobredimensionando en un 400% el valor real del producto; además de los problemas que nos afectan a todos; Cuenca tiene problemas estructurales que comprometen aún más seriamente el futuro de la prosperidad y el empleo.
Cuenca sigue soportando un goteo de emigración que no cesa desde que comenzara la segunda mitad del pasado siglo, a pesar de que provincias vecinas que se encontraban en nuestra situación, como Albacete, Guadalajara, Toledo o C. Real, invirtieron esta lacra hace ya décadas. Hoy hemos conocido que el año pasado unos 4200 conquenses emigraron a otras provincias, según la Encuesta de Variaciones Residenciales que ha publicado recientemente el Instituto Nacional de Estadística. Y que el diferencial entre emigraciones y migraciones, arroja un saldo negativo en nuestra provincia de 666 personas. Si a esto se une el decrecimiento vegetativo, el panorama se presenta poco alentador. Cuenca tiene una población envejecida y en retroceso. Muy lejos del dinamismo que exigen los desafíos de la nueva economía. Nuestros jóvenes siguen emigrando para encontrar trabajo.
Cuenca depende en exceso del sector agrario; un sector al que la Unión Europea ha puesto fecha de caducidad, y que no se ha reciclado por falta de interés de particulares, que no han empleado, ni lo hacen, el grueso de las subvenciones que reciben en la modernización del cultivo y los recursos enecesarios.
Cuenca es una provincia muy extensa, con una de las menores densidades de población de España y cuyo mayor núcleo, que debería dinamizar todo el territorio, apenas cuenta con 54.000 habitantes.
Cuenca depende en exceso de la construcción; y ya no es necesario comentar más cómo se encuentra el sector
Cuenca depende en exceso de los puestos de trabajo que la Administración central creó a través de los organismos públicos propios de una capital de provincia, pero los nuevos puestos de trabajo del sector público creados por la Administración autnómica se sitúan en Toledo y, en menor medida, en Albacete y Ciudad Real.
Cuenca es la única provincia de Castilla la Mancha que carece de equipamiento público en ciencia y tecnología. Y los parques científico-tecnológicos, los centros en los que se desarrolla la tecnología, los institutos de investigación, los campus universitarios científicos, los polígonos avanzados de empresas y los Centros Europeos de Empresas e Innovación son necesarios para atraer inversión empresarial vinculada a la nueva economía.
Los conquenses seguimos pensando y confiando que nuestro desarrollo futuro está en el sector turístico, sin que las inversiones e infraestructuras acompañen esta arriesgada apuesta. El Palacio de Congresos que esperamos desde 1983, es solo un ejemplo.
Las infraestructuras de transportes y comunicación siguen siendo en Cuenca, en 2008, aunque parezca mentira, un futurible que por no ayuda todavía aunque genera esperanzas; y con un Ave poco funcional, si nos dejamos confundir con lo de la Estación, encima ya veremos.
Cuenca, más que otros, necesita un programa de inversiones públicas estratégicas que sean la palanca imprescindible para dar el salto a una prosperidad y desarrollo sostenidos y sostenibles. Inversiones que iXC lleva reclamando desde su fundación. No vale el cuanto antes, que dicen siempre, sino el ya.
Inversiones que permitan que Cuenca sea enclave privilegiado de la economía, porque tiene condiciones para serlo situada como está en el eje de prosperidad Madrid-Valencia, y con unas condiciones excepcionales de entorno y medio ambiente.
Por eso, a los problemas que comprometen seriamente el futuro económico de nuestro país, que llegan principalmente de la mano de la subida de los precios del petróleo, del que tenemos una mayor dependencia que otros países con mayor desarrollo que el nuestro que siempre ha llevado una mala política energética y de transportes, además de la mala gestión de los sucesivos gobiernos para realizar una mejor política para el control de los precios; y una economía que ha estado basada en exceso –un 24% del PIB- en el mercado inmobiliario, que encima de ser poco productivo, ha mantenido una situación de virtualidad sobredimensionando en un 400% el valor real del producto; además de los problemas que nos afectan a todos; Cuenca tiene problemas estructurales que comprometen aún más seriamente el futuro de la prosperidad y el empleo.
Cuenca sigue soportando un goteo de emigración que no cesa desde que comenzara la segunda mitad del pasado siglo, a pesar de que provincias vecinas que se encontraban en nuestra situación, como Albacete, Guadalajara, Toledo o C. Real, invirtieron esta lacra hace ya décadas. Hoy hemos conocido que el año pasado unos 4200 conquenses emigraron a otras provincias, según la Encuesta de Variaciones Residenciales que ha publicado recientemente el Instituto Nacional de Estadística. Y que el diferencial entre emigraciones y migraciones, arroja un saldo negativo en nuestra provincia de 666 personas. Si a esto se une el decrecimiento vegetativo, el panorama se presenta poco alentador. Cuenca tiene una población envejecida y en retroceso. Muy lejos del dinamismo que exigen los desafíos de la nueva economía. Nuestros jóvenes siguen emigrando para encontrar trabajo.
Cuenca depende en exceso del sector agrario; un sector al que la Unión Europea ha puesto fecha de caducidad, y que no se ha reciclado por falta de interés de particulares, que no han empleado, ni lo hacen, el grueso de las subvenciones que reciben en la modernización del cultivo y los recursos enecesarios.
Cuenca es una provincia muy extensa, con una de las menores densidades de población de España y cuyo mayor núcleo, que debería dinamizar todo el territorio, apenas cuenta con 54.000 habitantes.
Cuenca depende en exceso de la construcción; y ya no es necesario comentar más cómo se encuentra el sector
Cuenca depende en exceso de los puestos de trabajo que la Administración central creó a través de los organismos públicos propios de una capital de provincia, pero los nuevos puestos de trabajo del sector público creados por la Administración autnómica se sitúan en Toledo y, en menor medida, en Albacete y Ciudad Real.
Cuenca es la única provincia de Castilla la Mancha que carece de equipamiento público en ciencia y tecnología. Y los parques científico-tecnológicos, los centros en los que se desarrolla la tecnología, los institutos de investigación, los campus universitarios científicos, los polígonos avanzados de empresas y los Centros Europeos de Empresas e Innovación son necesarios para atraer inversión empresarial vinculada a la nueva economía.
Los conquenses seguimos pensando y confiando que nuestro desarrollo futuro está en el sector turístico, sin que las inversiones e infraestructuras acompañen esta arriesgada apuesta. El Palacio de Congresos que esperamos desde 1983, es solo un ejemplo.
Las infraestructuras de transportes y comunicación siguen siendo en Cuenca, en 2008, aunque parezca mentira, un futurible que por no ayuda todavía aunque genera esperanzas; y con un Ave poco funcional, si nos dejamos confundir con lo de la Estación, encima ya veremos.
Cuenca, más que otros, necesita un programa de inversiones públicas estratégicas que sean la palanca imprescindible para dar el salto a una prosperidad y desarrollo sostenidos y sostenibles. Inversiones que iXC lleva reclamando desde su fundación. No vale el cuanto antes, que dicen siempre, sino el ya.
Inversiones que permitan que Cuenca sea enclave privilegiado de la economía, porque tiene condiciones para serlo situada como está en el eje de prosperidad Madrid-Valencia, y con unas condiciones excepcionales de entorno y medio ambiente.
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