Era una de las dos hermanas que padecieron, un noviembre de hace 13 años en una mañana de niebla, la muerte de sus padres y tres hermanos en un accidente de tráfico, arrollados por un vehículo todo-terreno, viniendo de su pueblo, Castejón, a Cuenca para una revisión de uno de ellos en el Hospital. Aquella mañana de entre sus hermanos yo perdía a un amigo querido; una gran persona.
Pilar López Duque era prima hermana de mi cuñado Jesús, y es una de las víctimas mortales del accidente de avión de Barajas, en el que viajaba en compañía de su marido, también fallecido, para pasar unas vacaciones en Canarias.
Habían pasado unos días de fiestas en el pueblo junto a uno de sus hijos, que decidió no acompañarlos en el viaje fatídico.
Desde la consternación no soy capaz de escribir ningún artículo en un día en el que España vive el luto, y en el que mi propia hermana y su marido son víctimas familiares del suceso; por lo que no me queda más que un sentimiento de tristeza y un deseo de ánimo a todos los que como ellos están sufriendo por la pérdida de seres queridos.
Descansen en paz
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