Si queremos que Cuenca pueda optar a plantear a la Junta, y a la Universidad, que se debe compensar la iniquidad con la que se ha acometido el reparto de titulaciones, desde que se derogara el RD 1784/82 de 24 de julio, por el que se deberían hacer ubicado en Cuenca la Facultad de Ciencias Económicas, Facultad de Empresariales, Facultad de Farmacia, Facultad de Derecho, Escuela Superior de Arquitectura, Escuela Superior de Informática, Escuela de Ingenieros Forestales, Escuela Universitaria de Traductores e Intérpretes; además de los estudios que ya se cursaban; si queremos llevar algún aval para enmendar en lo posible la última injusticia cometida contra nuestra provincia en materia de implantación de carreras en los difenerentes campus; el Ayuntamiento debe hacer un esfuerzo para hacerse con el suelo suficiente para ello.
De hecho, el rector de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Ernesto Martínez Ataz, anunció que la institución académica estima que Arquitectura en Toledo, Farmacia en Albacete, Medicina en Ciudad Real, Periodismo en Cuenca, y Enfermería en Talavera de la Reina, serán las cinco primeras nuevas titulaciones, de las diez previstas, en implantarse en el curso 2010-2011; por lo que Pulido no se puede dormir para evitar que la cuestión del suelo sirva de coartada para cualquier retraso.
Además, sería muy grave que nos olvidáramos de lo dicho por el viceconsejero de Ciencia y Tecnología la misma tarde de la manifestación que tuvo lugar en Cuenca contra el reparto injusto de titulaciones, que una vez más es contrario a los intereses de los conquenses, en aquella reunión con los directores de los centros universitarios, y todo apunta que engañándolos para frenar en seco las movilizaciones, cuando les prometió varios postgrados y un Parque Científico y Tecnológico en nuestra ciudad; de lo que ya nadie dice nada.
Y decimos que sería un error de la sociedad conquense y su clase política olvidarlo, porque de esa manera la Junta de Comunidades, como ha sucedido tantas veces, no se vería en la obligación de cumplirlo.
Por ello, debemos refrescar la memoria tanto los ciudadanos, como autoridades, por si es necesario, que todo hace pensar que lo será, replantarse la movilización cívica que aquellos días del mes de noviembre surgía con grandes expectativas de crecer.
Nosotros, al menos, tenemos muy presente aquella manifestación por las calles de nuestra ciudad, en protesta por el nuevo reparto, injusto y marginador, de titulaciones universitarias que había aprobado el Gobierno de Barreda. De nuevo Cuenca era discriminada por una decisión tomada desde los poderes autonómicos de Castilla la Mancha; y que fuera una vez más con respecto a la Universidad, era algo que la inmensa mayoría de los conquenses no estaban dispuestos a aceptar.
El 8 de abril, en una mañana fría y en plena jornada laboral, más de 2000 personas, la mayoría estudiantes, respondieron a la llamada de auxilio que se hacía desde todos los sectores de la comunidad universitaria, ofreciendo así una respuesta que, a todas luces, hacía presagiar la que se avecinaba fruto de la indignación masiva y colectiva. Era previsible que se estaba originando un movimiento importante, en el que seguramente los conquenses encontrarían el cauce para expresar todo el malestar por el maltrato secular desde la Junta de Comunidades.
Como ya anunciamos en El Cronista Independiente de Cuenca, el pasado 21 de abril se había llegado a un acuerdo a tres bandas, poco creíble y vulnerable, entre representantes del Gobierno autonómico, del Rectorado, y de los diversos colectivos que conformaban la Plataforma “Salvemos el Campus” de la que formaban parte la mayoría de directores y decanos del mismo.
Básicamente, los puntos de encuentro se centraban; por un lado, en considerar Turismo como una titulación ya implantada en Cuenca, puesto que ya formaba parte de una de las líneas de Humanidades que se venía desarrollando en nuestra ciudad y, por tanto, con la implantación del nuevo sistema que se establece como consecuencia de la adaptación a los tratados de Bolonia, susceptible de transformarse en una titulación de grado. De esa manera ese “hueco” hasta el cupo mínimo de dos titulaciones nuevas asignadas por Campus se completaría, además de con Periodismo, con otra carrera nueva, que podría ser Veterinaria; aunque la Junta planteó Ingeniería en Biotecnología.
Por otra parte, y en lo referente a la Politécnica, se añadiría a los estudios de grado de Imagen y Sonido, un Máster en Telecomunicaciones y a los actuales de Arquitectura Técnica, otro en Ingeniería de la Construcción. A ello se le sumarían los centros tecnológicos que complementan la formación en ambas especialidades universitarias.
Sin embargo, y aquí encontrábamos ya una de las principales pegas que se le podían poner al acuerdo, que no la única, es que el mismo no se vería reflejado en la sesión del Consejo Social de la Universidad, como de hecho sucedió; con lo cual el nivel de compromiso para la ejecución del acuerdo, se limitaba a la emisión de un comunicado al que se había comprometido la Junta, que no ha llegado.
Paradójicamente aquí ya nadie ha dicho nada, pero eso no significa que no se vaya a retomar el tema y haya que estar totalmente preparados para negociarlo.
La poca ambición del anterior alcalde de Cuenca, José Manuel Martínez Cenzano, para plantearse con altura de miras el futuro universitario en Cuenca, y su política colaboradora con la especulación inmobiliaria, nos ha llevado a una situación precaria para la disposición de terreno suficiente de cara a las ampliaciones necesarias en el Campus de Cuenca; y por ello el actual alcalde, Francisco Pulido, debería estar ya manos a la obra para solucionar este problema, pero lamentablemente todo hace pensar que no es así.
Cualquier ciudad en la que se implante un Campus Universitario, por pequeño que sea, siempre debe tener en cuenta una serie de aspectos urbanísticos sin los cuales, además de limitar sus posibilidades de ampliación en cuanto a la capacidad para nuevas titulaciones e instalaciones de diversa índole -deportivas, laboratorios, centros de investigación, auditorio, etc-, se impide la eficacia necesaria para cumplir con las funciones de docencia, investigación y convivencia.
El microcampus de la ciudad de Cuenca, se ha ido haciendo en la ladera de un cerro; muy, pero que muy inclinado y a base de retazos. Como aquellas madres que tenían la necesidad de añadir retales a la ropa de sus hijos, al ir quedándose pequeña conforme éstos crecían.
En primer lugar, el sitio en el que se implantó, pienso yo que por la inercia de que allí se encontraba el edificio de "Los Salesianos", ya venía acotado por el Cerro; con lo cual, sus posibilidades de ampliación ya eran menores que en un espacio abierto. Pero es más; para mayor "inri" de esta cuestión, la limitación a ese espacio también venía dada desde el comienzo, porque resulta que esta acotación por su parte trasera, también estaba por delante por la preexistencia del Hospital Provincial y una vía de trafico perimetral, además del río Júcar.
Por tanto, ya desde el momento que se "pensó" dónde situarlo, se establecieron las premisas para su pequeñez en todos los sentidos -en Cuenca siempre pensamos pequeño, con complejo-; incluso de la pequeñez de miras hacia el futuro más o menos lejano. No se trataba tanto de una Autonomía que se presuponía nos iba a resultar adversa, aunque esos mismos dirigentes que lo idearon en aquel lugar, fueran los que más defienden "el invento manchego"; sino de prever que alguna vez en el futuro esta ciudad tuviese alguna aspiración en materia universitaria.
Pero esto no iba a quedar en esa idea raquítica con la que se concebía el presente y futuro universitario para Cuenca y su provincia; sino que además los universitarios de fuera tenían que ser objeto comercial del especulador inmobiliario; y se ideó un convenio urbanístico con Aurelio González, que se presentó como necesario para poder encajar alguno de los edificios de nueva planta, y encajonar más los existentes.
El caso es que se añadió una acotación más, llenando de bloques de edificios horrorosos, de esos de "a ladrillo visto como siempre" que enciman le dan al Campus la sensación de una pequeña ciudad fortificada en la que los estudiantes se encuentran arrinconados y aislados de la vida.
Y es que Cuenca más que ser única, es la única en la que los dirigentes hacen este tipo cosas y encima la población tan contenta, siempre a verlas venir.
Ya sabemos que la nueva ampliación de titulaciones es de nuevo injusta y absolutamente insuficiente para Cuenca, pero no por ello el Ayuntamiento debe dejarse los deberes sin hacer y provocar que de nuevo la Junta, y sus cómplices dentro del Rectorado, encuentren en ello una excusa para retrasarnos la puesta en funcionamiento de los nuevos estudios, y un motivo para a corto y medio plazo negarse a negociar para romper el desequilibrio e impedir que se consigan nuevas carreras. Hace unos meses, el vicerrector del Campus de Cuenca, José Ignacio Albentosa, ya hacía unas declaraciones en este sentido.
Es urgente por tanto, que el Equipo de Gobierno Municipal que dirige Pulido, se ponga a trabajar y encuentre el suelo suficiente para utilizarlo como aval.
De hecho, el rector de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Ernesto Martínez Ataz, anunció que la institución académica estima que Arquitectura en Toledo, Farmacia en Albacete, Medicina en Ciudad Real, Periodismo en Cuenca, y Enfermería en Talavera de la Reina, serán las cinco primeras nuevas titulaciones, de las diez previstas, en implantarse en el curso 2010-2011; por lo que Pulido no se puede dormir para evitar que la cuestión del suelo sirva de coartada para cualquier retraso.
Además, sería muy grave que nos olvidáramos de lo dicho por el viceconsejero de Ciencia y Tecnología la misma tarde de la manifestación que tuvo lugar en Cuenca contra el reparto injusto de titulaciones, que una vez más es contrario a los intereses de los conquenses, en aquella reunión con los directores de los centros universitarios, y todo apunta que engañándolos para frenar en seco las movilizaciones, cuando les prometió varios postgrados y un Parque Científico y Tecnológico en nuestra ciudad; de lo que ya nadie dice nada.
Y decimos que sería un error de la sociedad conquense y su clase política olvidarlo, porque de esa manera la Junta de Comunidades, como ha sucedido tantas veces, no se vería en la obligación de cumplirlo.
Por ello, debemos refrescar la memoria tanto los ciudadanos, como autoridades, por si es necesario, que todo hace pensar que lo será, replantarse la movilización cívica que aquellos días del mes de noviembre surgía con grandes expectativas de crecer.
Nosotros, al menos, tenemos muy presente aquella manifestación por las calles de nuestra ciudad, en protesta por el nuevo reparto, injusto y marginador, de titulaciones universitarias que había aprobado el Gobierno de Barreda. De nuevo Cuenca era discriminada por una decisión tomada desde los poderes autonómicos de Castilla la Mancha; y que fuera una vez más con respecto a la Universidad, era algo que la inmensa mayoría de los conquenses no estaban dispuestos a aceptar.
El 8 de abril, en una mañana fría y en plena jornada laboral, más de 2000 personas, la mayoría estudiantes, respondieron a la llamada de auxilio que se hacía desde todos los sectores de la comunidad universitaria, ofreciendo así una respuesta que, a todas luces, hacía presagiar la que se avecinaba fruto de la indignación masiva y colectiva. Era previsible que se estaba originando un movimiento importante, en el que seguramente los conquenses encontrarían el cauce para expresar todo el malestar por el maltrato secular desde la Junta de Comunidades.
Como ya anunciamos en El Cronista Independiente de Cuenca, el pasado 21 de abril se había llegado a un acuerdo a tres bandas, poco creíble y vulnerable, entre representantes del Gobierno autonómico, del Rectorado, y de los diversos colectivos que conformaban la Plataforma “Salvemos el Campus” de la que formaban parte la mayoría de directores y decanos del mismo.
Básicamente, los puntos de encuentro se centraban; por un lado, en considerar Turismo como una titulación ya implantada en Cuenca, puesto que ya formaba parte de una de las líneas de Humanidades que se venía desarrollando en nuestra ciudad y, por tanto, con la implantación del nuevo sistema que se establece como consecuencia de la adaptación a los tratados de Bolonia, susceptible de transformarse en una titulación de grado. De esa manera ese “hueco” hasta el cupo mínimo de dos titulaciones nuevas asignadas por Campus se completaría, además de con Periodismo, con otra carrera nueva, que podría ser Veterinaria; aunque la Junta planteó Ingeniería en Biotecnología.
Por otra parte, y en lo referente a la Politécnica, se añadiría a los estudios de grado de Imagen y Sonido, un Máster en Telecomunicaciones y a los actuales de Arquitectura Técnica, otro en Ingeniería de la Construcción. A ello se le sumarían los centros tecnológicos que complementan la formación en ambas especialidades universitarias.
Sin embargo, y aquí encontrábamos ya una de las principales pegas que se le podían poner al acuerdo, que no la única, es que el mismo no se vería reflejado en la sesión del Consejo Social de la Universidad, como de hecho sucedió; con lo cual el nivel de compromiso para la ejecución del acuerdo, se limitaba a la emisión de un comunicado al que se había comprometido la Junta, que no ha llegado.
Paradójicamente aquí ya nadie ha dicho nada, pero eso no significa que no se vaya a retomar el tema y haya que estar totalmente preparados para negociarlo.
La poca ambición del anterior alcalde de Cuenca, José Manuel Martínez Cenzano, para plantearse con altura de miras el futuro universitario en Cuenca, y su política colaboradora con la especulación inmobiliaria, nos ha llevado a una situación precaria para la disposición de terreno suficiente de cara a las ampliaciones necesarias en el Campus de Cuenca; y por ello el actual alcalde, Francisco Pulido, debería estar ya manos a la obra para solucionar este problema, pero lamentablemente todo hace pensar que no es así.
Cualquier ciudad en la que se implante un Campus Universitario, por pequeño que sea, siempre debe tener en cuenta una serie de aspectos urbanísticos sin los cuales, además de limitar sus posibilidades de ampliación en cuanto a la capacidad para nuevas titulaciones e instalaciones de diversa índole -deportivas, laboratorios, centros de investigación, auditorio, etc-, se impide la eficacia necesaria para cumplir con las funciones de docencia, investigación y convivencia.
El microcampus de la ciudad de Cuenca, se ha ido haciendo en la ladera de un cerro; muy, pero que muy inclinado y a base de retazos. Como aquellas madres que tenían la necesidad de añadir retales a la ropa de sus hijos, al ir quedándose pequeña conforme éstos crecían.
En primer lugar, el sitio en el que se implantó, pienso yo que por la inercia de que allí se encontraba el edificio de "Los Salesianos", ya venía acotado por el Cerro; con lo cual, sus posibilidades de ampliación ya eran menores que en un espacio abierto. Pero es más; para mayor "inri" de esta cuestión, la limitación a ese espacio también venía dada desde el comienzo, porque resulta que esta acotación por su parte trasera, también estaba por delante por la preexistencia del Hospital Provincial y una vía de trafico perimetral, además del río Júcar.
Por tanto, ya desde el momento que se "pensó" dónde situarlo, se establecieron las premisas para su pequeñez en todos los sentidos -en Cuenca siempre pensamos pequeño, con complejo-; incluso de la pequeñez de miras hacia el futuro más o menos lejano. No se trataba tanto de una Autonomía que se presuponía nos iba a resultar adversa, aunque esos mismos dirigentes que lo idearon en aquel lugar, fueran los que más defienden "el invento manchego"; sino de prever que alguna vez en el futuro esta ciudad tuviese alguna aspiración en materia universitaria.
Pero esto no iba a quedar en esa idea raquítica con la que se concebía el presente y futuro universitario para Cuenca y su provincia; sino que además los universitarios de fuera tenían que ser objeto comercial del especulador inmobiliario; y se ideó un convenio urbanístico con Aurelio González, que se presentó como necesario para poder encajar alguno de los edificios de nueva planta, y encajonar más los existentes.
El caso es que se añadió una acotación más, llenando de bloques de edificios horrorosos, de esos de "a ladrillo visto como siempre" que enciman le dan al Campus la sensación de una pequeña ciudad fortificada en la que los estudiantes se encuentran arrinconados y aislados de la vida.
Y es que Cuenca más que ser única, es la única en la que los dirigentes hacen este tipo cosas y encima la población tan contenta, siempre a verlas venir.
Ya sabemos que la nueva ampliación de titulaciones es de nuevo injusta y absolutamente insuficiente para Cuenca, pero no por ello el Ayuntamiento debe dejarse los deberes sin hacer y provocar que de nuevo la Junta, y sus cómplices dentro del Rectorado, encuentren en ello una excusa para retrasarnos la puesta en funcionamiento de los nuevos estudios, y un motivo para a corto y medio plazo negarse a negociar para romper el desequilibrio e impedir que se consigan nuevas carreras. Hace unos meses, el vicerrector del Campus de Cuenca, José Ignacio Albentosa, ya hacía unas declaraciones en este sentido.
Es urgente por tanto, que el Equipo de Gobierno Municipal que dirige Pulido, se ponga a trabajar y encuentre el suelo suficiente para utilizarlo como aval.
1 comentario:
Llevas año y medio dando consejos al aire. No ves que Pulido no te hace ni caso?
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