El Tiempo en Cuenca

sábado, 22 de septiembre de 2007

Vienen; lo dicen, se vuelven a marchar; y hasta la próxima.



En dos jornadas sucesivas, en las que los actos institucionales tenían algún protagonismo en el programa de las fiestas de “La Vaquilla”, se han presentado en nuestra ciudad dos personajes que se encuentran en el primer plano de la política de este “Invento” que llaman Castilla la Mancha.

Si el jueves era el Partido Socialista el que pretendía acaparar cierto grado de atención, con la presencia del Vicepresidente del Gobierno Autonómico en el acto de traslado desde la Catedral al Ayuntamiento, del Pendón que portaron las tropas cristianas por aquel 1177; el viernes hacía lo propio el Partido Popular con la asistencia de Maria Dolores de Cospedal en el protocolo de devolución.

Lo declarado por ambos ha girado en torno a las mismas cuestiones, que son las promesas con respecto a los proyectos importantes; y la muestra de intenciones para ejecutarlos en el caso de Fernando Lamata, y de controlar en las Cortes manchegas que esto sea así, según la Presidenta del Partido Popular.

Tanto de lo dicho por parte del uno, como del otro, muy pronto se podrá verificar su autenticidad, ya que es inminente la aprobación del Proyecto de Ley de Presupuestos Generales de Castilla la Mancha para el próximo ejercicio, y en él se deberán recoger partidas importantes de dinero, si de verdad se tiene la intención de invertir en Cuenca.

Pero de lo declarado por el Vicepresidente, nos fijamos de un modo especial en dos frases; la primera hace alusión al uso del agua y las consecuencias de no poder hacerlo, y la segunda a la identidad de Castilla la Mancha sin mirar al pasado.

Un día después de que afirmara categóricamente que era «intolerable» la posibilidad de un nuevo trasvase del Tajo al Segura para el regadío, afirmó que Castilla-La Mancha «defenderá la gestión de los recursos hídricos “tal y como el presidente Zapatero acordó con el presidente Barreda”. Pero bien se guardó de no mencionar en Cuenca, que el Gobierno de Barreda es el impulsor de que se esté haciendo otro embalse en nuestra provincia, en el término de Carrascosa, que llevará agua a través de la llamada Tubería Manchega hacia el Complejo de Turismo y de Ocio, Reino de don Quijote en C. Real; y para abastecer urbanizaciones en Toledo y Guadalajara, sobredimensionadas por el fenómeno de la especulación voraz, o para potenciar el regadío de alta intensidad en Albacete y Ciudad Real.

Encima Fernando Lamata, número 2 del gobierno de Castilla-La Mancha, valoraba la reunión mantenida por representantes de las diferentes comunidades hidrográficas, diciendo que. «Cuenca sabe muy bien como el no disponer de sus recursos hídricos ha frenado su desarrollo». Y esas son las palabras de un representante del Gobierno Autonómico, que ha sido el administrador del dinero que durante décadas han pagado los regantes de Murcia y del Levante, y que en lugar de cumplir con la Ley del Trasvase, que dice que los territorios tanto de cabecera, como almacenamiento del agua, son los perceptores de ese dinero en forma de inversiones de desarrollo; en lugar de haberlo hecho así, ha empleado ese dinero para invertir en otros territorios de la Autonomía.

También le dedicó Lamata unas palabras al hecho identitario, al decir que Castilla-La Mancha «refuerza su identidad no mirando al pasado sino al desarrollo conjunto con vistas al futuro». Es evidente que no se mire al pasado para encontrar una identidad común, pues este invento a penas tiene algo más de dos décadas de existencia. Pero, es más, si esas palabras se dicen en Cuenca, y cuando los conquenses estamos celebrando el ochocientos treinta aniversario de la conquista de la ciudad por parte del rey Alfonso VIII, esto de sentirse castellano-manchego, parece que no; por mucho que pretenda que neguemos la mirada al pasado; lo cual yo, desde luego, no pienso hacer.

La mayoría de los conquenses, pienso que no vamos a renunciar a transmitir a nuestros descendientes cuál es la única raíz que define nuestra propia identidad, que es común a la de otros territorios de Castilla y de España, pero que para nada tiene en absoluto que ver con vivir en la mancha, la manchuela, la serranía alta o baja, la alcarria, la playa de arriba o la de abajo. Una sociedad encuentra sus signos de identidad en algo más trascendental que lo llano u ondulado que sea el terruño donde se sitúan sus pueblos. Y está claro que a los conquenses nos ponen muy difícil sentirnos de una Comunidad Autónoma que se inventó hace unos años y que ha sido injusta y marginadora con los habitantes de los pueblos y ciudades de nuestra provincia, Cuenca, que es nuestro verdadero signo de identidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los dos vinieron el mismo día, entérate de las cosas antes de hablar

Ana H. dijo...

Ya está el listo de siempre...a ti hay que darte un homenaje, pero antes de todo yo creo que deberíamos de darte los premios Nobel (todos ellos, por supuesto), y los Príncipe de Asturias(claro que si, te los mereces todos), ah, y el Cervantes, por supuesto, y estoy segura de que se me olvida alguno, ay,ay,ay "dime de que presumes y te diré de que careces"(ya ves cultura popular, popular pero sabia,guapo).