LA OPINIÓN.- Está claro que la mala política es aquella que se ejerce para beneficiar a los mismos perjudicando a los de siempre. Que el Gobierno de España elimine de un plumazo, con la eterna coartada del medio ambiente -como si en España y Europa no se estuvieran haciendo obras de mayor envergadura en lugares con muchísima más complicación ambiental y orográfica-, no solamente una promesa de décadas, sino lo que era ya un proyecto consolidado con reflejo en el BOE, para el que en el año 2004 el Gobierno de Aznar había incluido 40 millones de euros que retiró el de Zapatero; que ahora nos liquiden este proyecto cargado de aspiraciones y bienaventuranzas para nuestra tierra, por el que los políticos de ambos bandos se han llenado la boca de los parabienes que nos llegaban; que nos hagan de nuevo esta mala faena, esta nueva jugarreta, como la que ya nos gastó otro gobierno del Psoe en aquella primavera del 92 cuando se fraguó el engaño masivo de la Autovía Madrid-Valencia por Cuenca; que nos liquiden nuestra moral y arrojen nuestro futuro por uno de esos despeñaderos por los que se lanzan los aguiluchos inocentes que esos falsos ecologistas, subvencionados y dependientes, convierten en culpables de ser los criminales de nuestro destino; alegar para argumentar el robo, que eso se debe a impedimentos que Dios o la Madre Naturaleza puso en el principio de los tiempos contra nosotros; en el siglo XXI es como decir que el hombre es inmortal por naturaleza, o que para siempre jamás es imposible lo contrario; o, sencillamente es tomarnos por gilipollas sin más.
Lo dijimos por primera vez el 16 de octubre de 2002 en rueda de prensa, cuando Bono anunció la Autovía de la Alcarria; y, lo afirmamos con mayor rotundidad el pasado 7 de julio cuando Barreda hizo lo propio con la Transmanchega.
Lo dijimos por primera vez el 16 de octubre de 2002 en rueda de prensa, cuando Bono anunció la Autovía de la Alcarria; y, lo afirmamos con mayor rotundidad el pasado 7 de julio cuando Barreda hizo lo propio con la Transmanchega.
Mientras aquí no pasa nada; se habla del Madrid, del Atleti o del Barcelona, de Gran Hermano, de la Pantoja, de la vecina de enfrente, de si el chico me come o no me come; estas cosas como lo de la Autovía son política y la política ya se sabe "ea"; los turolenses ya se están organizando para movilizarse. Aquí da la sensación de que nos lo trae, como casi todo lo importante, muy "al pairo"; el caso es que no solamente en la capital, sino además en muchos pueblos de la provincia vecina, y algunos de la propia, se están llamando los unos a los otros, quedando, reuniéndose para establecer las medidas que impidan que este gobierno del Psoe repita la hazaña de aquel otro de hace 16 años.
Y el Psoe de Cuenca que ya se ha dado cuenta de que aquí como si nada; de que no pasa nada de nada, de que es como siempre; ha transitado de una aparente indignación, eso sí no exenta de frases para hacer creíble la coartada, a celebrarlo porque nos prometen que van a arreglar alguna curva y a sacar la carretera de alguno de los pueblos -no será de Fuentes, para lo que año tras año durante décadas se destinaba una partida que jamás se invirtió-.
Los auténticos motivos.- Así, el 7 de julio del pasado verano, manifestábamos en un artículo a la opinión pública que no es solamente que no nos toque con ella ni un metro a menos de 80 km, sino que además no aporta beneficios a la ciudad de Cuenca, sino graves perjuicios. Faltaba poner la puntilla a la Autovía de Teruel, para que definitivamente se perdieran, si es que aún existía alguna, las esperanzas de que se haga; y con el anuncio hecho hoy por Barreda de la nueva autovía que llamarán la Transmanchega, desde luego que la apuntillan, es la pieza del puzle que faltaba por completar; y así pasa del cajón del Ministerio de Medio Ambiente en que la tienen desde el 3 de abril de 2003, directa al desolladero.
Ya el otro día, en la reunión que mantuvo el presidente autonómico con la ministra de Fomento, y después de contarnos los planes de ambas instituciones para convertir la N-211 en autovía, decíamos que era un golpe casi definitivo contra las opciones de que se construya la de Teruel, y el anuncio de hoy con la nueva autovía, nos lo termina de ratificar.
José María Barreda y Magdalena Álvarez acordaron convertir en autovía de la N-211, en la provincia de Guadalajara, tal y como comprometió el presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, que unirá la A-2, en Guadalajara, con la A-23, en la provincia de Teruel; y que junto a la Autovía de la Alcarria, motivará que no se haga la Cuenca-Teruel, que ni la mencionan.
La competencia que va a establecer la nueva Autovía de la Alcarria (Guadalajara-Tarancón), inventada por Bono, y la N-211 reconvertida en Autovía que va a complementar a ésta, en perjuicio a la que iba a ser de Cuenca-Teruel, las anteriores que "baypasearán" Madrid para el tráfico procedente del norte de España que se dirija al sureste, y lo llevarán hasta Albacete, para desde allí distribuirse por el resto de la geografía, conllevará la pérdida de gran parte de los flujos de tráfico para los que se concebía la Autovía de Teruel, y esto ha supuesto el enfriamiento del proceso que se estaba siguiendo en el Ministerio de Fomento por la última, que parece haber perdido definitivamente su interés por hacerla.
Pero por si era poco, se completa el rompecabezas con la Autovía Transmanchega anunciada hoy por Barreda, y la cosa todavía empeora más la utilidad de la Cuenca Teruel, pues ésta primera supondrá también la continuación de la Autovía de la Alcarria, pero hacia Ciudad Real, con lo que el tráfico Noreste-Sur, que aún le quedaría a la de Teruel, se merma aún más con esta nueva opción.
Guadalajara tendrá conexión directa por autovía con la carretera de Andalucía A-4 a partir del año 2014, si se cumplen los planes anunciados por el presidente de la Junta, José María Barreda, sobre la construcción de una nueva carretera de titularidad regional, la Autovía Transmanchega, que partiendo de Tarancón (donde acaba la de La Alcarria), llegará hasta Puerto Lápice y Daimiel, atravesando el corazón de la "Mancha Centro".
De este modo, la capital arriacense quedará justo en el medio de una gran autovía alrededor de Madrid que unirá, por un lado, la A-1 y la A-2, entre Torrellaguna y Guadalajara; la A-2 y la A-3, entre Guadalajara y Tarancón, y finalmente la A-3 y la A-4, con la citada Transmanchega.
La nueva Autovía Tarancón-Daimiel enlazará a su vez con la autovía Tarancón-Cuenca, con la Autovía de los Viñedos, y con la autopista de peaje Ocaña-La Roda.
Con lo que encima, al perjuicio que le ocasiona con respecto a las posibilidades de la Cuenca-Teruel, debemos añadir que Cuenca pierde también las opciones de conexión directa por Autovía con las ciudades de Guadalajara y Ciudad Real, ya que se tendrá que hacer volteando siguiendo el tramo de la A-40 hasta Tarancón, y de ahí a Guadalajara siguiendo la futura Autovía de La Alcarria, o a Ciudad Real, a través de la anunciada hoy Autovía Transmanchega; con lo que la promesa de la Autovía de C. Real por La Almarcha y Alcázar de San Juan, de nuevo se torna en otra mentira.
Pero aquí todos tranquilos, porque seguro que alguna vez tendrán que terminar el último tramo para unirnos definitivamente por Autovía con Tarancón.
Ya el otro día, en la reunión que mantuvo el presidente autonómico con la ministra de Fomento, y después de contarnos los planes de ambas instituciones para convertir la N-211 en autovía, decíamos que era un golpe casi definitivo contra las opciones de que se construya la de Teruel, y el anuncio de hoy con la nueva autovía, nos lo termina de ratificar.
José María Barreda y Magdalena Álvarez acordaron convertir en autovía de la N-211, en la provincia de Guadalajara, tal y como comprometió el presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, que unirá la A-2, en Guadalajara, con la A-23, en la provincia de Teruel; y que junto a la Autovía de la Alcarria, motivará que no se haga la Cuenca-Teruel, que ni la mencionan.
La competencia que va a establecer la nueva Autovía de la Alcarria (Guadalajara-Tarancón), inventada por Bono, y la N-211 reconvertida en Autovía que va a complementar a ésta, en perjuicio a la que iba a ser de Cuenca-Teruel, las anteriores que "baypasearán" Madrid para el tráfico procedente del norte de España que se dirija al sureste, y lo llevarán hasta Albacete, para desde allí distribuirse por el resto de la geografía, conllevará la pérdida de gran parte de los flujos de tráfico para los que se concebía la Autovía de Teruel, y esto ha supuesto el enfriamiento del proceso que se estaba siguiendo en el Ministerio de Fomento por la última, que parece haber perdido definitivamente su interés por hacerla.
Pero por si era poco, se completa el rompecabezas con la Autovía Transmanchega anunciada hoy por Barreda, y la cosa todavía empeora más la utilidad de la Cuenca Teruel, pues ésta primera supondrá también la continuación de la Autovía de la Alcarria, pero hacia Ciudad Real, con lo que el tráfico Noreste-Sur, que aún le quedaría a la de Teruel, se merma aún más con esta nueva opción.
Guadalajara tendrá conexión directa por autovía con la carretera de Andalucía A-4 a partir del año 2014, si se cumplen los planes anunciados por el presidente de la Junta, José María Barreda, sobre la construcción de una nueva carretera de titularidad regional, la Autovía Transmanchega, que partiendo de Tarancón (donde acaba la de La Alcarria), llegará hasta Puerto Lápice y Daimiel, atravesando el corazón de la "Mancha Centro".
De este modo, la capital arriacense quedará justo en el medio de una gran autovía alrededor de Madrid que unirá, por un lado, la A-1 y la A-2, entre Torrellaguna y Guadalajara; la A-2 y la A-3, entre Guadalajara y Tarancón, y finalmente la A-3 y la A-4, con la citada Transmanchega.
La nueva Autovía Tarancón-Daimiel enlazará a su vez con la autovía Tarancón-Cuenca, con la Autovía de los Viñedos, y con la autopista de peaje Ocaña-La Roda.
Con lo que encima, al perjuicio que le ocasiona con respecto a las posibilidades de la Cuenca-Teruel, debemos añadir que Cuenca pierde también las opciones de conexión directa por Autovía con las ciudades de Guadalajara y Ciudad Real, ya que se tendrá que hacer volteando siguiendo el tramo de la A-40 hasta Tarancón, y de ahí a Guadalajara siguiendo la futura Autovía de La Alcarria, o a Ciudad Real, a través de la anunciada hoy Autovía Transmanchega; con lo que la promesa de la Autovía de C. Real por La Almarcha y Alcázar de San Juan, de nuevo se torna en otra mentira.
Pero aquí todos tranquilos, porque seguro que alguna vez tendrán que terminar el último tramo para unirnos definitivamente por Autovía con Tarancón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario