viernes, 5 de octubre de 2007
Artículos para recordar; "Castilla la mancha; un Invento que mañana cumple ventitrés años" (31-05-06) Tragedia en siete actos, un prólogo y un epílogo
Continúa de los publicados los días 16, 18, 19, 23, 26, 29 de septiembre, 1 y 2 de octubre
EPÍLOGO.-
El aumento de la financiación autonómica, que imagino acabará llegando al resto de las Comunidades, llevará al Gobierno central a replantearse su estrategia, en lo que a infraestructuras se refiere, por dos motivos fundamentales; la financiación europea se acaba para la mayoría de regiones españolas a partir de 2007 y la Administración central no tendrá dinero suficiente para abordar todos los proyectos de desarrollo de obra pública que se pongan encima de la mesa de la ministra Magdalena Álvarez o de sus sucesores en el cargo.
Este nuevo panorama de menos dinero para gastar por parte del Estado y más posibilidades por parte de las autonomías obligará a las Administraciones a ponerse de acuerdo en las infraestructuras a realizar, en la financiación conjunta de ellas y en lo que es mas importante el tiempo que transcurrirá entre el inicio y el fin de las obras, cosa que ahora es absolutamente impensable de conocer y que nos obliga a todos a hacer esfuerzos de imaginación para saber cuando llegará el AVE a Cuenca y Valencia.
La necesidad de llegar a acuerdos de esta índole, nos hace ser poco optimistas en cuanto a las posibilidades de que Cuenca figure entre las prioridades de un Gobierno de una autonomía, Castilla la Mancha, que desde su existencia nunca ha sido justa en el trato que ha dispensado a nuestra provincia.
Si bien las cinco provincias que conforman esta Comunidad autónoma partieron desde los mismos parámetros de desarrollo hace veinticinco años, en el momento actual las diferencias son más que notables en clara desventaja de Cuenca.
No sería, ni mucho menos, descabellado replantearse a veinticinco años de experiencia, que ha sido mala, y en este momento en el que nada que tenga que ver con la estructura orgánica del Estado parece definitivo, la posibilidad de abordar una nueva organización autonómica más ajustada a la historia; y, sobre todo, más realista en cuanto a la identidad necesaria que se debe dar entre todos los habitantes que comparten un proyecto de futuro. Algo que claramente no se produce con provincias como Cuenca y Guadalajara, claramente marginadas.
Tal y como se presentan los tiempos, no podemos contemplar impasibles como en otras zonas de España se utilizan argumentos históricos y de identidad, para hacer uso exclusivo de sus
recursos, aprovechándose incluso de los favores que han recibido desde hace mucos años de la política del Estado. Pero todavía sería más deplorable para las futuras generaciones, que por ese mismo motivo se haga un nuevo reparto, como sucederá con el agua, dentro de una autonomía que ha fomentado una vez más, y lo volverá a hacer, las diferencias entre los que eran iguales.
La idea de que Cuenca recobre la conciencia de identidad; y, por otra parte, de utilizar adecuadamente lo que siempre debió ser un privilegio como estrategia de situación geográfica, acercando en lugar de lo contrario las fronteras entre Madrid y Valencia, Castilla con el Mediterráneo, debe ser considerada por nuestra generación como una posibilidad para un futuro no necesariamente lejano.
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