LA OPINIÓN.- Que Martínez Cenzano siempre llevó una política de claro favoritismo hacia algunos empresarios del mundo de la construcción y de la promoción inmobiliaria, es algo que ya lo sabíamos desde mucho antes de que se haya pronunciado el Tribunal de Cuentas; es más, en la mente de muchos están algunos nombres que, a buen seguro, si se preguntara a los conquenses quiénes son, habría centenares de coincidencias.
De hecho, se han firmado convenios y se ha construido y se sigue haciendo, que afectan a lugares en los que se cometen salvajadas contra el entorno paisajístico, el patrimonio arquitectónico y una enorme injusticia contra la actual generación de conquenses y, lo que si cabe es aún peor, contra las generaciones venideras.
Han desaparecido zonas de equipamiento de servicios y zonas verdes naturales eliminando para siempre paisajes singulares de nuestra ciudad; se ha aniquilado por completo una calle de arquitectura decimonónica, como Calderón de la Barca, que era ya uno de los últimos vestigios que quedaban en su estilo; se ha mutilado el Cerro del Socorro, con la disección de una de sus laderas lo que afecta a un corte en sección de más de 20 metros; se firmó un convenio temerario, por el que se aumentó la edificabilidad del 45 al 100%, existiendo una duda más que razonable sobre la inundabilidad de los terrenos donde se va a edificar, y por tanto del riesgo sobre los bienes y las personas; se deja escapar el auténtico beneficio de que nuestra ciudad vaya a contar con una Estación del AVE, alejándola 6 km del núcleo urbano con una clara voluntad exclusivamente especultativa; y se ha encajonado el Campus Universitario a favor de un promotor, dificultando enormemente su crecimiento, llenándolo de esas casas horribles con las que han plagado Cuenca, a base de fachadas de ladrillo visto.
Imaginamos que el promotor al que hace referencia el Tribunal de Cuentas, puede que sea Aurelio González, que siempre se ha beneficiado de convenios y recalificaciones de legalidad dudosa, como Villaromán IV, que como decíamos antes, supone robarle al cerro “del Socorro” miles de metros cúbicos de tierra necesarios para el drenaje de aguas pluviales que ahora inundan la ciudad cada vez que llueve un poco más de lo normal, aún sin gran intensidad horaria; y es el promotor que ha encajonado el micro-campus universitario entre bloques de apartamentos.
Y, como vemos en las conclusiones del informe del Tribunal de Cuentas, tan sólo se realizó el 14% de la superficie que el actual Plan General de Urbanismo, aún en vigor, preveía para vivienda pública.
Pero como ya comentábamos en otro artículo, con ser malo, lo peor es que el actual alcalde, Francisco Pulido, está haciendo poco o nada, por revertir el sistema turbio que se creó en las anteriores legislaturas.
De hecho, se han firmado convenios y se ha construido y se sigue haciendo, que afectan a lugares en los que se cometen salvajadas contra el entorno paisajístico, el patrimonio arquitectónico y una enorme injusticia contra la actual generación de conquenses y, lo que si cabe es aún peor, contra las generaciones venideras.
Han desaparecido zonas de equipamiento de servicios y zonas verdes naturales eliminando para siempre paisajes singulares de nuestra ciudad; se ha aniquilado por completo una calle de arquitectura decimonónica, como Calderón de la Barca, que era ya uno de los últimos vestigios que quedaban en su estilo; se ha mutilado el Cerro del Socorro, con la disección de una de sus laderas lo que afecta a un corte en sección de más de 20 metros; se firmó un convenio temerario, por el que se aumentó la edificabilidad del 45 al 100%, existiendo una duda más que razonable sobre la inundabilidad de los terrenos donde se va a edificar, y por tanto del riesgo sobre los bienes y las personas; se deja escapar el auténtico beneficio de que nuestra ciudad vaya a contar con una Estación del AVE, alejándola 6 km del núcleo urbano con una clara voluntad exclusivamente especultativa; y se ha encajonado el Campus Universitario a favor de un promotor, dificultando enormemente su crecimiento, llenándolo de esas casas horribles con las que han plagado Cuenca, a base de fachadas de ladrillo visto.
Imaginamos que el promotor al que hace referencia el Tribunal de Cuentas, puede que sea Aurelio González, que siempre se ha beneficiado de convenios y recalificaciones de legalidad dudosa, como Villaromán IV, que como decíamos antes, supone robarle al cerro “del Socorro” miles de metros cúbicos de tierra necesarios para el drenaje de aguas pluviales que ahora inundan la ciudad cada vez que llueve un poco más de lo normal, aún sin gran intensidad horaria; y es el promotor que ha encajonado el micro-campus universitario entre bloques de apartamentos.
Y, como vemos en las conclusiones del informe del Tribunal de Cuentas, tan sólo se realizó el 14% de la superficie que el actual Plan General de Urbanismo, aún en vigor, preveía para vivienda pública.
Pero como ya comentábamos en otro artículo, con ser malo, lo peor es que el actual alcalde, Francisco Pulido, está haciendo poco o nada, por revertir el sistema turbio que se creó en las anteriores legislaturas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario