LA OPINIÓN.- Ver para creer; si no fuera porque a la portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Cuenca, doña Inmaculada Cruz, la consideramos capaz de decir esto y algo aún peor, sería difícil incluso imaginar que alguien de su intelectualidad hiciera esta clase de propuestas, como la que piensa plantearle al Alcalde en el próximo Pleno, pretendiendo aparentar que defiende el interés de los conquenses.
Quiere la señora portavoz del Psoe en el Consistorio, que los 9,3 millones de euros del Fondo Estatal de Inversión Local que le corresponden a nuestra ciudad para promocionar el empleo, se gasten en urbanizar el camino de más de 5 km que unirá a Cuenca con el Apeadero del AVE.
Con esa ocurrencia, no solamente se le devuelve al Estado el dinero que llega aquí para crear puestos de trabajo sin cumplir con su finalidad, al hacer una obra con el mismo para la que Adif está dispuesto a pagarla; no sólo se renuncia a que esta empresa pública ponga aquí un euro de las decenas de millones que se va a llevar por las plusvalías de los terrenos de Renfe; no solamente se rechazan los más de 108 millones que preveía el Estudio Informativo del trazado del AVE para ubicar la Estación en el Centro; no se trata ya sólo de las inconveniencias y desventajas que supone tener un Apeadero en el quinto pino, en lugar de una Estación Intermodal dentro; no, no se trata de que se favorezca a unos pocos, los listillos de siempre, perjudicando al resto; ni tan siquiera de los suculentos beneficios que se llevarán éstos a costa del sacrificio que supuso para otros lograr que Cuenca se incluyera en el trazado; ni lo carísimo que va a resultar sostener ese viario y los sistemas de servicios públicos con fondos del Municipio; no se trata solamente de todo eso, no; sino que además, a lo que aspira la señora concejala es a que encima de que estos especuladores se van a hacer aún mucho más ricos a nuestra costa, les terminemos de pagar el negocio, y les demos la propina.
¿Tanto se preocupa doña Inmaculada de que les salga más que redondo el negocio sucio que le están montando a los cuatro jetas, que incluso los quiere librar de ayudar en los gastos del urbanismo?
El Apeadero de La Estrella podría arruinar al Ayuntamiento de Cuenca.
Existen dos núcleos diferenciados; el casco histórico, y la parte baja o centro nuevo, con una dualidad, por tanto, de centros de influencia de costoso sostenimiento, que se constata, por ejemplo, con los sucesivos planes de revitalización del centro histórico y de barrios como Tiradores y San Antón.
A lo anterior, debemos añadir que la ciudad de Cuenca tiene una morfología alargada, no concéntrica ni circular como sería lo deseable. Debido al afán especulador por parte de los constructores, y a la pésima planificación de los sucesivos alcaldes, nuestra ciudad se ha ido desarrollando por donde se encontraba el suelo más barato, y el interés que suponían las tres carreteras de acceso, que además abarataban los costes de urbanización. El resultado ha sido una ciudad dispersa, cara, incómoda y difícil de sostener para la prestación de los servicios básicos.
El objetivo que nos plantean, difícil de creer, para la salida de la nueva estación fuera del núcleo urbano, es la creación de un nuevo centro de influencia, a 6 km de Cuenca, que propicie el desarrollo de la ciudad en esa dirección. Nos encontraríamos, pues, con tres centros de influencia, las actuales ciudad antigua y moderna; y además una pequeña ciudad exterior en torno al Apeadero.
Cualquiera que se preocupe un poco, y razone qué es lo conveniente para el urbanismo, sin afán de negocio especulativo, apuesta claramente por una ciudad más compacta y, por tanto, en contra de la existencia de una ciudad exterior. Los ejemplos más claros en nuestro País de una mala política en ese sentido, los tenemos en la costa, con las consecuencias nefastas conocidas por la mayoría.
¿Cuáles son los perjuicios principales que supondría al Municipio la existencia de una ciudad exterior, que surja bajo el interés del AVE?
Perjuicios económicos, por el incremento de costes para el mantenimiento de las nuevas infraestructuras necesarias que requiere, por ejemplo, el viario largo y despoblado que nos llevaría a esa ciudad externa, casi inconexa; y también el coste sobreañadido para nuevos sistemas de alumbrado, alcantarillado, limpieza, ajardinamiento, seguridad, transporte público, etc.
No hay que ser imaginativo, para concluir que el Ayuntamiento se vería sometido a una inmensa carga que se tendría que sufragar con seguridad con el incremento de los impuestos y tasas actuales, y la creación de otras nuevas. La urbanización que se crearía alrededor de La Estrella conllevaría unos gastos, que estarían muy por encima de los ingresos que aportara. Se debe tener en cuenta que el propio proyecto del Plan de Ordenación Municipal –POM-, establece una población de unos 230 mil habitantes, para que se llene el hueco entre Cuenca y La Estrella; y eso no parece probable, no sólo en muchísimos años, sino tal vez nunca.
Perjuicios psicológicos, ya que la falta de continuidad con la ciudad repercute en varios aspectos que son tratados en los estudios sobre la psicología social en las ciudades; como, por ejemplo, el aumento de la percepción de lejanía que lleva al desarraigo entre ambas zonas, por la falta de continuidad que supone una distancia despoblada tan grande; así como la sensación de inseguridad en las horas que falta la luz solar, y el pensamiento que induce a tener que desplazarse más en el automóvil propio.
Perjuicios sociales, ya que la repercusión más inmediata de una ciudad externa se cebaría sobre los colectivos más desfavorecidos. Especialmente la gente mayor y los jóvenes –estudiantes y trabajadores que tengan que desplazarse diariamente a Madrid, a Valencia, a Albacete-, porque el aumento de las distancias les supone una dificultad para el acceso a esos servicios, con la carestía para la economía de las familias.
Lo que pretenden los constructores que han comprado terrenos en el entorno de La Estrella –como Germán Chamón (secretario provincial del Pp), Perfecto Álvarez (consejero delegado en la CCM del Pp y tío del gerente de urbanismo, Héctor Álvarez), Méndez Pozo (editor de la Tribuna), los tres estando asociados en Verdes Desarrollos Urbanos; Gonzalo Igualada (ingeniero municipal de caminos y jefe de planificación del Ayuntamiento, que es socio de DALPA, que forma parte de DAVECON, y es autor del informe con datos falsos contra el soterramiento de las vías), Abraham Sarrión (presidente de la CEPYME, y participante en La Mesa del Pacto por Cuenca), entre otros-; y los políticos que amparan la ubicación a 6 km de Cuenca, es crear el llamado técnicamente “espacio de la muerte”.
¿Qué significa “espacio de la muerte? Pues en este caso dejar la amplia zona que hay entre Cuenca y el Apeadero, en tierra de nadie. Es la técnica que utilizan los constructores, a veces con la colaboración necesaria de los políticos que administran las instituciones, para hacerse con grandes beneficios por el incremento artificial del valor donde levantan sus promociones de viviendas, con respecto del suelo que compraron al lado del estercolero a bajo precio por estar en un lugar que antes de crearse lo que lo motiva –la Estación- carecía de todo interés.
Para realizar esta maniobra (que puede ser ilegal si se desprende del conocimiento anticipadamente privilegiado de las actuaciones de la Administración, o de su influencia para que se implanten allí instalaciones públicas de gran interés ciudadano), lo que hay que hacer es crear nuevos centros de interés a una distancia determinada de la ciudad, dejando un espacio libre entre la actual periferia y aquella zona.
Este “espacio muerto” que hay de por medio, ya siendo propiedad de las constructoras, dejará cuando se levanten los edificios de ser una zona periférica o alejada y por tanto sin interés urbanístico, y se generará en él el mismo interés inmobiliario que si se tratase del espacio central.
Por todo ello, además de las cuestiones que afectan en exclusiva a la funcionalidad del AVE y a su contribución para el desarrollo de Cuenca, el Referéndum sobre la ubicación de la Estación es algo sobre lo que todo el mundo debe reflexionar, y sobre todo el Alcalde que no puede, ni debe, desecharlo a la ligera por una mamarrachada de informe mal hecho. No paran de usar de coartada contra el interés de Cuenca esta clase de informes.
Efectivamente, como dice la portavoz del Pose en el Consistorio, Pulido no ha rubricado hasta el momento la ridiculez de informe que presentó el secretario; en eso le damos la razón; pero si se diera al pueblo a elegir entre los acuerdos a los que llegó el Alcalde con iXC, o los que propone la Sra. Cruz; ¿con cuáles piensan ustedes que se quedaría?
Quiere la señora portavoz del Psoe en el Consistorio, que los 9,3 millones de euros del Fondo Estatal de Inversión Local que le corresponden a nuestra ciudad para promocionar el empleo, se gasten en urbanizar el camino de más de 5 km que unirá a Cuenca con el Apeadero del AVE.
Con esa ocurrencia, no solamente se le devuelve al Estado el dinero que llega aquí para crear puestos de trabajo sin cumplir con su finalidad, al hacer una obra con el mismo para la que Adif está dispuesto a pagarla; no sólo se renuncia a que esta empresa pública ponga aquí un euro de las decenas de millones que se va a llevar por las plusvalías de los terrenos de Renfe; no solamente se rechazan los más de 108 millones que preveía el Estudio Informativo del trazado del AVE para ubicar la Estación en el Centro; no se trata ya sólo de las inconveniencias y desventajas que supone tener un Apeadero en el quinto pino, en lugar de una Estación Intermodal dentro; no, no se trata de que se favorezca a unos pocos, los listillos de siempre, perjudicando al resto; ni tan siquiera de los suculentos beneficios que se llevarán éstos a costa del sacrificio que supuso para otros lograr que Cuenca se incluyera en el trazado; ni lo carísimo que va a resultar sostener ese viario y los sistemas de servicios públicos con fondos del Municipio; no se trata solamente de todo eso, no; sino que además, a lo que aspira la señora concejala es a que encima de que estos especuladores se van a hacer aún mucho más ricos a nuestra costa, les terminemos de pagar el negocio, y les demos la propina.
¿Tanto se preocupa doña Inmaculada de que les salga más que redondo el negocio sucio que le están montando a los cuatro jetas, que incluso los quiere librar de ayudar en los gastos del urbanismo?
El Apeadero de La Estrella podría arruinar al Ayuntamiento de Cuenca.
Existen dos núcleos diferenciados; el casco histórico, y la parte baja o centro nuevo, con una dualidad, por tanto, de centros de influencia de costoso sostenimiento, que se constata, por ejemplo, con los sucesivos planes de revitalización del centro histórico y de barrios como Tiradores y San Antón.
A lo anterior, debemos añadir que la ciudad de Cuenca tiene una morfología alargada, no concéntrica ni circular como sería lo deseable. Debido al afán especulador por parte de los constructores, y a la pésima planificación de los sucesivos alcaldes, nuestra ciudad se ha ido desarrollando por donde se encontraba el suelo más barato, y el interés que suponían las tres carreteras de acceso, que además abarataban los costes de urbanización. El resultado ha sido una ciudad dispersa, cara, incómoda y difícil de sostener para la prestación de los servicios básicos.
El objetivo que nos plantean, difícil de creer, para la salida de la nueva estación fuera del núcleo urbano, es la creación de un nuevo centro de influencia, a 6 km de Cuenca, que propicie el desarrollo de la ciudad en esa dirección. Nos encontraríamos, pues, con tres centros de influencia, las actuales ciudad antigua y moderna; y además una pequeña ciudad exterior en torno al Apeadero.
Cualquiera que se preocupe un poco, y razone qué es lo conveniente para el urbanismo, sin afán de negocio especulativo, apuesta claramente por una ciudad más compacta y, por tanto, en contra de la existencia de una ciudad exterior. Los ejemplos más claros en nuestro País de una mala política en ese sentido, los tenemos en la costa, con las consecuencias nefastas conocidas por la mayoría.
¿Cuáles son los perjuicios principales que supondría al Municipio la existencia de una ciudad exterior, que surja bajo el interés del AVE?
Perjuicios económicos, por el incremento de costes para el mantenimiento de las nuevas infraestructuras necesarias que requiere, por ejemplo, el viario largo y despoblado que nos llevaría a esa ciudad externa, casi inconexa; y también el coste sobreañadido para nuevos sistemas de alumbrado, alcantarillado, limpieza, ajardinamiento, seguridad, transporte público, etc.
No hay que ser imaginativo, para concluir que el Ayuntamiento se vería sometido a una inmensa carga que se tendría que sufragar con seguridad con el incremento de los impuestos y tasas actuales, y la creación de otras nuevas. La urbanización que se crearía alrededor de La Estrella conllevaría unos gastos, que estarían muy por encima de los ingresos que aportara. Se debe tener en cuenta que el propio proyecto del Plan de Ordenación Municipal –POM-, establece una población de unos 230 mil habitantes, para que se llene el hueco entre Cuenca y La Estrella; y eso no parece probable, no sólo en muchísimos años, sino tal vez nunca.
Perjuicios psicológicos, ya que la falta de continuidad con la ciudad repercute en varios aspectos que son tratados en los estudios sobre la psicología social en las ciudades; como, por ejemplo, el aumento de la percepción de lejanía que lleva al desarraigo entre ambas zonas, por la falta de continuidad que supone una distancia despoblada tan grande; así como la sensación de inseguridad en las horas que falta la luz solar, y el pensamiento que induce a tener que desplazarse más en el automóvil propio.
Perjuicios sociales, ya que la repercusión más inmediata de una ciudad externa se cebaría sobre los colectivos más desfavorecidos. Especialmente la gente mayor y los jóvenes –estudiantes y trabajadores que tengan que desplazarse diariamente a Madrid, a Valencia, a Albacete-, porque el aumento de las distancias les supone una dificultad para el acceso a esos servicios, con la carestía para la economía de las familias.
Lo que pretenden los constructores que han comprado terrenos en el entorno de La Estrella –como Germán Chamón (secretario provincial del Pp), Perfecto Álvarez (consejero delegado en la CCM del Pp y tío del gerente de urbanismo, Héctor Álvarez), Méndez Pozo (editor de la Tribuna), los tres estando asociados en Verdes Desarrollos Urbanos; Gonzalo Igualada (ingeniero municipal de caminos y jefe de planificación del Ayuntamiento, que es socio de DALPA, que forma parte de DAVECON, y es autor del informe con datos falsos contra el soterramiento de las vías), Abraham Sarrión (presidente de la CEPYME, y participante en La Mesa del Pacto por Cuenca), entre otros-; y los políticos que amparan la ubicación a 6 km de Cuenca, es crear el llamado técnicamente “espacio de la muerte”.
¿Qué significa “espacio de la muerte? Pues en este caso dejar la amplia zona que hay entre Cuenca y el Apeadero, en tierra de nadie. Es la técnica que utilizan los constructores, a veces con la colaboración necesaria de los políticos que administran las instituciones, para hacerse con grandes beneficios por el incremento artificial del valor donde levantan sus promociones de viviendas, con respecto del suelo que compraron al lado del estercolero a bajo precio por estar en un lugar que antes de crearse lo que lo motiva –la Estación- carecía de todo interés.
Para realizar esta maniobra (que puede ser ilegal si se desprende del conocimiento anticipadamente privilegiado de las actuaciones de la Administración, o de su influencia para que se implanten allí instalaciones públicas de gran interés ciudadano), lo que hay que hacer es crear nuevos centros de interés a una distancia determinada de la ciudad, dejando un espacio libre entre la actual periferia y aquella zona.
Este “espacio muerto” que hay de por medio, ya siendo propiedad de las constructoras, dejará cuando se levanten los edificios de ser una zona periférica o alejada y por tanto sin interés urbanístico, y se generará en él el mismo interés inmobiliario que si se tratase del espacio central.
Por todo ello, además de las cuestiones que afectan en exclusiva a la funcionalidad del AVE y a su contribución para el desarrollo de Cuenca, el Referéndum sobre la ubicación de la Estación es algo sobre lo que todo el mundo debe reflexionar, y sobre todo el Alcalde que no puede, ni debe, desecharlo a la ligera por una mamarrachada de informe mal hecho. No paran de usar de coartada contra el interés de Cuenca esta clase de informes.
Efectivamente, como dice la portavoz del Pose en el Consistorio, Pulido no ha rubricado hasta el momento la ridiculez de informe que presentó el secretario; en eso le damos la razón; pero si se diera al pueblo a elegir entre los acuerdos a los que llegó el Alcalde con iXC, o los que propone la Sra. Cruz; ¿con cuáles piensan ustedes que se quedaría?
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